Asistimos estupefactos a la afirmación de que, mediante las vacunas, nos inoculan microchips que nos transforman en acólitos de las decisiones de grandes empresarios
Si las iniciativas negacionistas tuvieran únicamente consecuencias individuales, posiblemente no deberíamos preocuparnos. No obstante, no debemos olvidar que estas decisiones repercuten sobre la sociedad y ésta debe procurar, ante todo, el bien general. Este hecho es más evidente en el caso de las vacunas, ya que su eficacia es particularmente elevada cuando cubre a la gran mayoría de la población.
Escuchar y apreciar «La Pasión según San Juan» de Bach sería recomendable para todos los negacionistas. Para el resto de la humanidad, no dejen de hacerlo, al menos una vez al año.
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