martes, 7 de febrero de 2023

Creatividad: "Once a day"

 

 

 

Tomar la medicina a la hora correcta durante el período adecuado asegura la eficacia de los tratamientos y reduce el riesgo de eventos adversos. La mayoría de la gente lo sabe y, sin embargo, el 50% de los pacientes crónicos no cumplen con los tratamientos prescritos por los profesionales sanitarios, según la Organización Mundial de la Salud. Un número que se eleva hasta un 75% para personas medicadas para la ansiedad o depresión. Y roza el 60% de los tratamientos con antibióticos. “Es un problema de salud pública global de alto nivel”, advierte Tamara Peiró, coordinadora de Nodofarma Asistencial, una plataforma tecnológica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos. Según explica, el origen de este problema tiene muchos factores, como la falta de comprensión del tratamiento, el temor a los efectos secundarios y los propios síntomas de las enfermedades. Y en muchos de los casos, el olvido. Para combatirlo, los farmacéuticos y médicos recomiendan la adopción de herramientas que ayudan a los pacientes a seguir su tratamiento. Lo primero es activar alarmas en el móvil. Pero no le funciona a todo el mundo.


Es en la tercera edad cuando manejar los tratamientos se vuelve complicado, porque suele aumentar el número de recetas y los problemas de memoria. También surge una barrera tecnológica. Es lo que le ocurre al padre de Ignacio Pérez Mena, que es enfermo crónico y, a raíz del aislamiento social derivado de la pandemia, pasó a tener problemas en el control de su medicación. “Cuando le llamaba por teléfono, veía que se encontraba peor y tampoco sabía a qué se debía. Hasta que me di cuenta de que no se estaba tomando de manera correcta las pastillas. O se le olvidaba o se la tomaba dos veces en el mismo momento”, relata a EL PAÍS.


La preocupación hizo que Pérez pusiera en su propio móvil los recordatorios de las medicinas de su padre, para así poder contactarle con cada toma. Su caso inspiró la creación de Médizin Health, un sistema que utiliza inteligencia artificial para efectuar llamadas telefónicas de manera automatizada con el objetivo de recordar a los pacientes a que tomen sus medicinas en el día y la hora prescrita. “Hemos querido huir de aplicaciones móviles y otras tecnologías que fuesen complicadas para las personas mayores. Solamente tienen que descolgar el teléfono y escuchar la locución”, sostiene Pérez Mena, que fundó a la empresa hace un año y medio con José Félix Porras y José Alcántara Rodríguez.

Algoritmo con voz humana

El servicio se basa en un algoritmo que lleva a cabo las llamadas a través de un asistente virtual con voz humana, la misma de Alexa, que configura su discurso según la prescripción. En caso de que la persona no coja el teléfono, se les repite hasta tres veces. Y si no hay respuesta, el sistema contacta a un familiar, siempre y cuando se les haya registrado en el sistema.

Un estudio publicado en 2017 detectó que la probabilidad de que un adulto tome su medicación a la hora correcta después de recibir recordatorios diarios por mensaje de texto aumenta de manera significativa: durante dos semanas, el porcentaje de olvido se redujo del 46% al 5% y el retraso disminuyó del 85% al 18%. El problema de los mensajes, según subraya José Félix Porras, es que “no se leen o se leen tarde”, por lo que no resulta tan eficaz como un telefonazo, que es “más universal”. “La sensación es que le llama una persona”, añade.

Los fundadores cuentan que en un principio, la idea era enfocarse a las personas mayores y a las que padecían enfermedades cognitivas, como párkinson y alzhéimer. Sin embargo, han notado un creciente número de usuarios entre 30 y 50 años que utilizan el servicio para que les recuerde tomar pastillas de carácter puntual, mensual o en días alternos, como los antibióticos o la vitamina D. Para adaptarse a este público, Médizin Health pasó a incluir también el envío de mensajes vía WhatsApp.

El servicio es gratuito para los pacientes y requiere darse de alta en las farmacias registradas en la plataforma. Los fundadores aseguran que hay farmacias participantes en prácticamente todas las comunidades autónomas de España y alrededor de diez mil personas inscritas. Para acceder, el paciente debe pedir que se le registre en la plataforma de Médizin y aportar datos como su nombre, número de teléfono, la medicina, duración del tratamiento y la hora la que debe tomarla. A partir de ahí, la central realizará las llamadas. También es posible agregar un servicio adicional gratuito que incluye un recordatorio para cuando se acerque la fecha de pedir una nueva receta o de comprobación de la toma.


Para las personas que tienen mayor afinidad con el entorno digital, las aplicaciones para el móvil suelen resultar efectivas. El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, a través de Nodofarma, ha desarrollado la aplicación Mi farmacia Asistencial, que permite incluir las prescripciones médicas, configurar alarmas y también hacer segmento de datos del paciente como la toma de presión en conjunto con los farmacéuticos. Para darse de alta, también es necesario encontrar una farmacia comunitaria en el programa. Según explica Peiró, en la medida en que las personas ven los resultados, siguen mejor el tratamiento. “Eso les alienta y les motiva a seguir”, recalca la experta. Otras aplicaciones como Medisafe y MyTherapy están disponibles en Apple Store y Google Play, y no dependen de una mediación con las farmacias. 

La llegada de las píldoras inteligentes


Científicos de diferentes partes del mundo trabajan para desarrollar tecnologías disruptivas, principalmente a favor de aquellos que no pueden permitirse el más mínimo error, como los pacientes de enfermedades psicológicas o neurológicas graves. Es la misión de Abilify Mycite, una de las primeras píldoras inteligentes disponibles en el mercado, usada para tratar la esquizofrenia, el trastorno bipolar, casos agudos de depresión, entre otras enfermedades psicológicas en adultos.

Cada pastilla contiene, aparte del principio activo antipsicótico aripiprazol, un sensor del tamaño de un grano de arena —alrededor de 1 milímetro— que envía una señal vía Bluetooth a un parche pegado en el abdomen al entrar en contacto con el ácido del estómago. Para que no haga daño al individuo, el sensor está compuesto por ingredientes presentes en la dieta humana, por lo que pasa por el cuerpo de manera natural.

La información luego se transmite del parche a una aplicación móvil y se puede compartir a través de una página web con los médicos del paciente. La empresa creadora de la pastilla admite que puede haber un retraso en la detección y, a veces, puede no ocurrir en absoluto, por lo que no sirve como monitoreo en tiempo real o de emergencia.

El concepto de píldora inteligente también se aplica a las que se usan para diagnosticar y tratar enfermedades. Un estudio publicado en julio de 2022 ha recopilado los datos de empresas que trabajan en el desarrollo de esos sensores comestibles y revela que, hasta mediados de 2021, había 25 medicinas de esta categoría autorizadas para la venta en el mundo. 

Botes y pastilleros electrónicos


Los botes inteligentes sirven para registrar la cantidad de medicación que está en su interior. Unos tienen una tapa que se ajusta a las botellas de medicamentos estándar y marcan la hora y la fecha cada vez que se abre y se cierra el envase. Otros, lo hacen a través de unos sensores de peso que calculan si la dosis es la que realmente tiene que haber. La empresa estadunidense AdThere Tech, por ejemplo, conecta el bote al teléfono móvil del paciente para avisarle en caso de que se olvide la pastilla. Su servicio es gratuito, siempre y cuando la prescripción haga su parte.

Otros dispositivos más sofisticados cuentan con alarmas y luces para evitar el olvido, tales como dispensadores de pastillas automáticos que sirven al mismo tiempo de sistema de alerta y pastillero. En algunos modelos, como el de la empresa británica TabTime y el de la estadunidense MedMinder, hay un sistema de liberación automática programada del medicamento: dispensa la dosis y las pastillas en el momento exacto en que se requiere y cuentan con alarmas visuales y sonoras. Zayata posee un producto similar, y también la opción de conectar con una aplicación de móvil.

Aunque las empresas garanticen ser productos eficaces para aumentar la adherencia terapéutica, son poco comunes en España. “No he visto nunca un paciente que use esos dispositivos, que tiene un precio más elevado”, comenta la responsable del Consejo General de Colegios Farmacéuticos

Lo que sí está ganando territorio es el Sistema Personalizado de Dosificación, un servicio gratuito y en el cual los farmacéuticos se encargan de organizar los medicamentos para los pacientes en pastilleros. “Seguramente, en cualquier provincia, vamos a encontrar farmacias donde se realicen”, asegura Peiró. Por otro lado, resalta que una de las principales claves para aumentar la adherencia está en la comunicación asertiva entre el personal sanitario y el paciente: “Tener empatía, una actitud positiva, informarle de manera adecuada, con un lenguaje accesible y no desmotivarle. Todo eso va a ayudar a que el paciente entienda el tratamiento y lo siga”.

Emanoelle Santos / El País

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