Lo cierto es que los órganos reproductores femeninos y en especial
la vagina, su parte visible, siempre han estado rodeados de un halo de
misterio –uhhhh, esa cueva que da acceso a un mundo desconocido– y
también de muchos falsos mitos y leyendas. Así lo denuncia Jen Gunter,
una prestigiosa ginecóloga estadounidense con más de 20 años de
experiencia, en su libro 'La biblia de la vagina' (Cúpula), donde señala
que –desde aquel útero a la fuga de los griegos hasta nuestros días– ha
habido y hay ideas sobre las vaginas que no hay por dónde cogerlas. Sin
ir más lejos, en torno a los años 20 y 30, «los médicos todavía estaban convencidos de que las vaginas rezumaban bacterias peligrosas».
Vamos, que, poco más o menos, para 'enfrentarse' a una habría que
ponerse un EPI de las actuales o una escafandra de las de entonces. La
ginecóloga atribuye estas «machoexplicaciones» a la falta de
conocimientos: durante siglos no estuvo bien visto –ni permitido– que
los médicos (todos hombres) examinasen las partes íntimas a una mujer,
ni siquiera a los cadáveres. Así que eran matronas y curanderas las que
intentaban lidiar con los problemas que pudiesen surgir a nivel
ginecológico.
Ya en el siglo XXI, todas las ideas marcianas sobre las vaginas estarán más que superadas, ¿no?
«Llevamos tanto tiempo expuestas a cuentos de viejas que hemos acabado por creer que alguna verdad contendrán –corrige Gunter–.
El efecto de la ilusión de verdad (confundir la repetición con la
exactitud) tiene mucho peso en este caso». Así que aún quedan muchos
falsos (y extendidos) mitos por derribar. Estos son algunos de los más
arraigados. Porque, como dice la prestigiosa experta –columnista de
medios como 'The New York Times'–, algunos de los cuentos de viejas «no
son tan viejos». Y lo que es peor, con las redes sociales, los gurús y
las 'fake news', están viviendo una edad de oro. He aquí una antología de estas mentiras sobre la vagina.
Ver:
No hay comentarios:
Publicar un comentario