Lunes 10 de diciembre.
El sol se esconde tras las montañas del Maresme (Barcelona) mientras en Argentona, un pequeño municipio de la comarca, la Plaça Nova se va llenando poco a poco de gente. Son apenas las seis y media cuando una larga fila de personas se empieza a aglomerar en las puertas del teatro municipal ante lo que parece un espectáculo fantasma.
No hay carteles que lo anuncien, pero en breve el polémico payés Josep Pàmies, la controvertida monja Teresa Forcades y Pep Riera, histórico exdirigente de Unió de Pagesos, desafiarán el veto de las autoridades sanitarias para promover el 'MMS' (clorito de sodio, un compuesto tóxico utilizado en la fabricación de papel, desinfección de aguas y ahora aconsejado por algunos gurús como alternativa terapéutica) y defender la 'libertad de expresión'.
La conferencia tiene lugar apenas unas semanas después de que la Generalitat impusiera una multa de 600.001 euros para Pàmies y una más de 90.001 euros a su asociación, Dolça Revolució, por la promoción de este producto, prohibido por la Agencia Española de Medicamentos desde el año 2010 por su toxicidad y, aun así, publicitado entre sus defensores como cura para diferentes afecciones como el ébola, la leucemia, el cáncer o incluso el autismo.
El teatro abre sus puertas dejando entrar a aquellos que figuraban en la lista de inscritos. Una entrada discreta impresa en un papel blanco, sin datos sobre la conferencia, sin nombre de los ponentes, ni ninguna otra indicación sobre el tema del día, sirve de pase para acceder a la sala donde las 435 butacas disponibles no tardan en llenarse. "Este acto se está celebrando en el contexto de una sucia campaña de difamación contra la figura de Josep Pàmies", exclama enfurruñado Pep Riera. El payés, activista y sindicalista empieza su discurso recriminando que, en esta ocasión, el enemigo que les acecha está dentro de casa. Instituciones catalanas como el Departament de Salut y el Col·legi de Metges de Barcelona son los que, según argumenta Riera, están coartando la "libertad de expresión" de los defensores de las terapias alternativas, obedeciendo exclusivamente a "criterios económicos".
Josep Pàmies toma la palabra dando las gracias a los asistentes y bromeando sobre la eventual presencia de algún inspector de sanidad que, según confirman fuentes de la conselleria de Salut a EL PERIÓDICO, sí que estaban en la sala y que ahora se encuentran revisando los mensajes lanzados durante el acto. "Ya nos han advertido de que si aquí se hablaba del MMS como medicamento nos iba a caer otra multa. Pues que nos pongan las que quieran. Aquí no hay dinero para pagarlas, ni las pagaremos", clama el ya conocido como 'curandero de la lejía', quien ha saltado a la fama por promocionar 'alternativas terapéuticas' sobre las cuales ha construido un imperio económico y cuya eficacia no ha sido demostrada.(...)
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Medicamento prohibido
Teresa Forcades interviene para aportar una visión científica sobre el MMS. La monja benedictina, invitada en calidad de médica, empieza su discurso afirmando que cualquier sustancia puede considerarse como beneficiosa, peligrosa o inocua dependiendo de la dosis en la que se tome. "Incluso el agua, si nos pasamos, puede hacernos daño", argumenta. Y, dado que el clorito de sodio se administra en cantidades mínimas, su consumo es "mucho más seguro que la Aspirina, el paracetamol o el Gelocatil". Prueba de ello son, según Forcades, informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los que no tan solo se regulariza el uso del clorito sódico sino que, además, se establece la dosis de ingesta segura para humanos. Un argumento correcto si no fuera porque el informe de la OMS tan solo hace referencia a este producto como desinfectante de aguas y no para consumo humano, menos como medicamento con propiedades terapéuticas.
Si las propiedades milagrosas de este producto no se estudian es porque, según argumenta Forcades, la industria farmacéutica no está interesada en invertir en un producto del que no puede sacar rendimiento. La única excepción podría ser un estudio en el que se prueba este producto como cura para la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y que sirvió para la Agencia Europea del Medicamento para declarar el clorito de sodio como 'medicamento huérfano', una denominación con la que se autoriza el estudio de una sustancia pero, en ningún caso, se valida la eficacia de la misma. Fuentes de la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ADELA) niegan a EL PERIÓDICO que este producto esté siendo utilizado como medicamento. (Más)
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