viernes, 23 de noviembre de 2018

Fecomagnetoterapia: "El arte de vender mierda".



Hace unos años, hubo una nueva terapia alternativa que sonó muy fuerte en congresos, reuniones y revistas del mundillo de la pseudociencia. Su nombre, la "fecomagnetoterapia". Consistía en la sanación a través de heces imantadas. Sus promotores eran dos jóvenes valencianos, estudiantes de Biología, que fueron recibidos "como auténticos dioses" en los círculos de las terapias alternativas. 


Tras varios años difundiendo los beneficios de su terapia, Fernando Cervera y Mariano Collantes, los dos jóvenes detrás de la "fecomagnetoterapia", decidieron acabar con el bulo, y lo hicieron publicando un libro esclarecedor: "El arte de vender mierda".

"Con esto pretendíamos demostrar que en ese mundo no existen filtros, son todo chorradas, te puedes inventar lo que quieras y llegar muy lejos", explica Cervera.

Ver:

Ratón de biblioteca: El arte de vender mierda / Fernando Cervera


Todo comenzó con una página web de divulgación científica que ambos jóvenes habían creado. "De repente vimos un comentario en un artículo hablando de los beneficios del biomagnetismo", cuenta Cervera. Ésa fue la chispa que encendió la mecha. Entonces decidieron inventarse una terapia, la fecomagnetoterapia. "Creamos un blog totalmente chorra para hablar de ella. Nuestra intención de primeras era hacer algo de broma, pero la gente se lo empezó a tomar en serio, no sé ni cómo", recuerda.

En el sitio web, se incluían "fotografías cutres de ambientadores", un diseño nada elaborado y lo más llamativo, un sustento científico-médico hollywoodiense. "Mezclamos los nombres del actor Hugh Laurie, conocido por interpretar al doctor House, y el de Liam Nelson, de "Aterrízalo como puedas". 

Dr. Leslie Laurie
Así surgieron los doctores Hugh Nelson y Liam Laurie, las dos autoridades que respaldaban la fecomagnetoterapia. 

En las fotos que poníamos de Hugh Laurie, a veces era negro y otras blanco. 
Era de locos, relata entre risas Cervera.

Poco a poco, la respuesta empezó a llegar, y no fue como esperaban. "Nosotros sólo queríamos ironizar porque estas falsas terapias nos parecían indignantes, pero la gente nos escribía preguntando dónde podían hacer la terapia", explica el joven valenciano. 
A los comentarios de particulares se empezaron a sumar los de gurús del mundillo de las pseudoterapias. "Nos escribían muchos terapeutas que querían incluir esta terapia en su catálogo. Se nos ocurrió que, en vez de desmontar la bola, podíamos intentar colársela, para demostrar que creando una terapia falsa podías tener toda la credibilidad de esta gente", subraya Cervera.

Y lo hicieron. "Se la colamos hasta atrás", apostilla Cervera. Durante varios años fueron circulando por convenciones, dando conferencias sobre la fecomagnetoterapia, que a todos les pareció una idea revolucionaria.

"Demostramos que, inventándose una idiotez muy grande, con una página cutre, nos podíamos vender en este mundo como si fuéramos dioses. Esto es lo que hacen personajes como Josep Pàmies o Enric Corvera. Se las inventan de la nada y son reverenciados casi como héroes. Es muy fácil tener reconocimiento en este círculo, no como en el mundo de la ciencia. Estábamos en segundo de carrera, nos lo inventamos un día en nuestra casa y llegamos donde quisimos. No existen filtros, te puedes inventar lo que quieras y nadie te va a decir nada", sentencia Cervera.

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En un determinado momento, tras varios años siguiendo la mentira, los dos chavales decidieron que ya era hora de parar y escribir un libro sobre su aventura. Sin embargo, antes de llegar al final, les surgió una proposición inesperada. "Hasta mandamos un correo al Congreso de los Diputados, a Sanidad y una portavoz de un partido, dijo que, junto a otras terapias alternativas, ésta tenía que estar incluida en la Seguridad Social. Decía que la gente debe saber que te puedes curar con estas cosas alternativas", narra Cervera.(Ver)

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