Científica, lúdica y social. Las tres facetas que todos conocemos de los congresos profesionales. Naturalmente, cada asistente mantiene su propio equilibrio entre las tres: se imbuye de ciencia, se va de juerga o se dedica a saludar a los viejos colegas (y, sin embargo, amigos) que residen a cientos de kilómetros. Pero todos tenemos ciertas ideas comunes acerca de ellos: las cuotas de inscripción son demasiado elevadas para el sueldo del médico español, son un estupendo foro donde se foguean los residentes y presumen los jefazos y, sobre todo, son el blanco de la hipocresía de la administración que mientras critica que se subvencionen casi en exclusiva por la industria farmacéutica, no hace nada para evitarlo. Ni, desde luego,se hace cargo de la formación continuada (salvo en la concesión de días de permiso, a veces con innumerable objeciones) que luego exige a sus médicos para presumir de "uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo".
El panorama económico ha cambiado, las vacas que hasta no hace muhco eran gordísimas han adelgazado de repente hasta un extremo anoréxico. La industria sigue subvencionando la formación continuada pero restringiendo los gastos hasta el infinito, y no sólo en la faceta lúdica de los asistentes a un congreso, sino en el propio número de asistentes al mismo. Hoy ya no existen programas lúdico-sociales y, además, se restringe el número de invitados al congreso, de forma que, en muchas ocasiones, se invita a las vacas sagradas pero no al resto, con lo que las anteriores se quedan sin público ante el cual presumir.
El Código Ético de Farmaindustria fue un avance indiscutible ... con particularidades, pero un rotundo avance. La crisis económica parece haber hecho el resto, porque ... ¿se hará cargo el servicio de salud de la formación continuada de sus profesionales?... Lo tenemos claro...
Tomé "prestado" de HERALDO SANITARIO DE OREGON
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