Forges se desempeñó como humorista gráfico en las publicaciones ya enumeradas en el primer punto, y también en los diarios El Mundo y El País, en los semanarios Diez Minutos, Sábado Gráfico, Interviú y Lecturas, y en la revista humorística El Jueves, entre muchos otros medios más. Pero como médico me interesa de modo especial su colaboración semanal, durante años, en las páginas finales de la revista médico-humanística Jano, hasta formar una «Forgesteca» que representa una de las cumbres del humor médico español de todos los tiempos.
En ella, por supuesto, neologismos chispeantes como capullocito, coolólogo, esborcio, esnafrarse, firulillo, hachupuntura, gilipolluria, gordología, gürtélido, listófono, muslamen, ojoplatoso, padriatra, tontolcool, tontolhabismo y otros mil y un forgendros más que a mí, personalmente, siempre me sulibeyaron.
No es fácil reproducir por escrito la vis cómica de un chiste del Forges, con sus característicos bocadillos de línea gruesa, pero lo intento al menos con este diálogo en pleno quirófano (que tomo, claro, de la Forgesteca de Jano):
—¿Corto pacá o pallá?
—Deporcima del mondongo.
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