sábado, 26 de marzo de 2022

Haber...vamos a ver: ‘Boticas y boticarios en el Nuevo Baztán de Juan de Goyeneche (1710-1735)’

 


En estos tiempos en los que la realidad nos ha vuelto a recordar lo importante que es la medicina en nuestra civilización, nunca está de más recordar cómo ha ido evolucionando esta noble disciplina con el paso de los siglos. Hasta el próximo 12 de junio, la Comunidad de Madrid presenta la exposición ‘Boticas y boticarios en el Nuevo Baztán de Juan de Goyeneche (1710-1735)’, un recorrido por la atención farmacéutica y los medicamentos que se pudieron dispensar en la pequeña corte que rodeó a los habitantes del municipio durante los inicios del siglo XVIII.

La muestra, que puede visitarse en el Palacio de Goyeneche de Nuevo Baztán, lleva a aquella época, entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, cuando Juan de Goyeneche construyó un nuevo asentamiento urbano y fabril en Nuevo Baztán y La Olmeda, en el que se conjugaba el espacio señorial con espacios para manufacturas como telares, talleres de vidrio, sederías, producción de vinos y destilados, entre otros. Además, este proyecto urbano contaba también con un entorno agrícola para la producción de aceituna, uva y diversos huertos. Se configuró así un complejo industrial en el que los accidentes laborales no debieron de estar ausentes, por lo que Goyeneche incluyó un hospital entre los edificios proyectados en el asentamiento, cuyos usuarios debieron requerir el empleo de productos terapéuticos. Incluso los animales de carga también tuvieron que necesitar medicamentos y preparados. Por ambas razones, Nuevo Baztán contó también con una farmacia durante el siglo XVIII.

La exposición, comisariada por Antonio González, Alfredo Baratas y Alejandra Gómez, cuenta con la colaboración del Museo de la Farmacia Hispana de la Universidad Complutense de Madrid, entre otros, y tiene como objetivo mostrar cómo se pudo desarrollar la atención farmacéutica en Nuevo Baztán y su entorno desde una doble perspectiva: la preparación de medicamentos en un ámbito hospitalario vinculado a una población obrera; y la atención farmacéutica en la pequeña corte dispensada a los habitantes del propio palacio.


Visitando ‘Boticas y boticarios’ se puede descubrir cómo durante el Barroco coexistió una terapéutica tradicional basada en el empleo de los recursos provenientes del galenismo medieval, como la sangría y los purgantes, con la progresiva introducción de los medicamentos químicos, el desarrollo de la hidroterapia o la utilización, no exenta de polémica, de ciertos productos exóticos, como el café, el tabaco, el chocolate o la quina. Al mismo tiempo, se inició una cierta crítica a algunos remedios tradicionales, de mecanismo claramente mágico, como las piedras bezoares o el unicornio, a la vez que comenzó la utilización masiva de remedios secretos. 


Las farmacopeas, que proliferaron en ese periodo, pasaron de galénicas a eclécticas y admiten, paulatinamente, el uso de medicamentos químicos, aunque con estructuras y contenidos arcaicos.

El hospital del proyecto de Juan de Goyeneche estuvo ubicado en la Villa de La Olmeda, cerca de la fábrica de paños. El gran número de obreros de este nuevo complejo fabril requería una estructura asistencial destinada a tratar tanto los accidentes como las patologías que los empleados pudieran sufrir. Como la mayor parte de los hospitales del momento, el de La Olmeda debió de ser pequeño y modesto.

Respecto a la botica, no queda constancia expresa de su existencia en la casa palacio de Juan de Goyeneche en Nuevo Baztán o en lugares próximos, aunque estas labores sanitarias sí estarían atendidas. Según las fuentes del momento, en 1741 se documenta la presencia del cirujano Martín Zabala en Nuevo Baztán y, a partir de 1752, se incorpora otro cirujano más, Thomas Benito, según figura en el catastro del Marqués de la Ensenada. Asimismo, desde 1750 hay constancia de la presencia del boticario Juan Francisco González.

Viaje a los albores de la medicina moderna 

ABC NACHO SERRANO

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