Cuando pensamos este manual teníamos en mente que queríamos una obra que pudiera reunir no solo los temas que interesan y preocupan que trabajan en farmacovigilancia y/o seguridad de los pacientes con el uso de medicamentos, sino también reunir a un grupo de profesionales que desde distintos ámbitos abordan estos temas que en la región de las Américas o que desde organismos internacionales apoyan estas iniciativas.
También que esta obra continuara, de algún modo, el Manual de Buenas Prácticas de Farmacovigilancia de los doctores Bignone y Schiafino con temas nuevos y con presencia de la mayoría de las Agencias Regulatorias de la región. Además, considerando que vivimos en un mundo globalizado donde las experiencias de algunos pueden compartirse con muchos, el propósito será internacionalizar e internalizar las actividades propias de la farmacovigilancia, con el uso de nuevas herramientas capaces de darnos información más acertada para la toma de decisiones apropiadas, más justas, en tiempo y forma. Siempre decimos que la farmacovigilancia es “comunicación para la acción”. Por lo que primero tenemos que tener datos completos y de calidad, y luego técnicas sencillas y claras para que esta información llegue a quien tiene que llegar y evite lo que tiene que evitar.
La farmacovigilancia, como actividad, es plural y multidisciplinaria. Como tal importa no solo a los organismos internaciones, las agencias regulatorias y a la industria farmacéutica, sino también a los profesionales que trabajanen los hospitales, en las universidades, en las sociedades científicas o en colegios de profesionales. Y en los últimos tiempos, afortunadamente se hanestado incorporando a este grupo los pacientes. De modo tal, que también queríamos que en esta edición todas estas miradas estuvieran representadas y creemos que lo hemos logrado. Ver
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