Este edificio, construido por el arquitecto Rafael Gonzalez Villar, que ya había realizado diversas obras en la ciudad. Fue el encargado de realizar el diseño del edificio de estilo modernista. Como resultado final tendría que haber sido una nave con dos alas, una para cada sexo, y una nave central para los servicios generales.
El Sanatorio se empezó a construir en 1927, fue subvencionado por las donaciones de Estado, núcleos gallegos en América y los ingresos de las Fiestas de la Flor de A Coruña. Aquí vendrían los tuberculosos. Pero no. Jamás se llegó a utilizar.
El sanatorio se proyectó en 1920 en Oza-Cesuras (A Coruña). Estaba rodeado de un bosque de pinos y eucaliptos: el Parque del Sanatorio. Sólo se levantó un tercio de lo previsto en plano.
La obra se paralizó en 1931 por falta de fondos. Pocos años después, con la llegada de la Guerra Civil Española, quedó totalmente abandonado, permaneciendo así hasta la actualidad. Aunque hubo proyectos para que llegase a tener utilidad, ninguno se llevó a cabo.
El edificio se encuentra en ruinas, precisamente esas ruinas es lo que hacen de este sitio un lugar con encanto que merece la pena visitar.
La fachada se encuentra cubierta de musgos y enredaderas, y el interior del edificio se conserva en mal estado, por ello, hay que tener cuidado si intentáis subir las escaleras para acceder al piso superior.
En un primer momento el edificio perteneció a la Sociedad Antituberculosa, que lo cedió al Estado, hasta que en 1973, pasó a ser patrimonio del ayuntamiento, con la condición de que se respetara la masa arbórea (encontrando eucaliptos y pinos con el mayor perímetro de Galicia) y de que la finca permaneciera abierta para los habitantes de Cesuras y sus visitantes.
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