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Covid19: Sombras de sospecha sobre Wuhan (IX) : China vs WHO
China se opone a una nueva investigación en su territorio sobre el origen del coronavirus
ACUSA A LA OMS DE PLEGARSE A EE.UU. POR SOSPECHAR DEL LABORATORIO DE WUHAN
ago. 14, 2021
El jefe de la primera expedición a Wuhan ha sido destuido tras señalar al laboratorio como origen. Siguen las espadas en alto sobre el misterioso origen del coronavirus. A pocos días de que se cumplan los tres meses de plazo que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio a sus servicios de inteligencia para averiguar dónde y cómo surgió la pandemia, el debate vuelve a elevarse de tono. Aunque China creía haber salido airosa de la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Wuhan a principios de año, que consideró «altamente improbable» que el coronavirus se hubiera escapado de los laboratorios de esa ciudad, vuelve a encontrarse en el punto de mira por su habitual opacidad.
Seis meses después de tan polémica misión, férreamente controlada por las autoridades chinas, la OMS continúa esperando los datos brutos de los primeros casos y las pruebas sobre las 200.000 muestras de sangre almacenadas en Wuhan antes del estallido de la epidemia entre diciembre de 2019 y enero de 2020. Además, su petición de seguir investigando la hipótesis de una fuga de laboratorio se ha encontrado con el rechazo frontal del autoritario régimen de Pekín, cuya imagen se ha visto muy dañada por la pandemia. En un encuentro informativo con 160 representantes diplomáticos y embajadores, el viceministro de Exteriores chino, Ma Zhaxou, acusó ayer a la OMS de haberse plegado a EE.UU. y de «anteponer sus intereses políticos a la ciencia», pidiendo que se cierre página sobre la primera investigación. «Todas las partes deben respetar ese estudio, incluida la OMS», insistió Ma, quien reclamó que la segunda fase de sus pesquisas tenga lugar en otros países.
Apunta a Fort Detrick
Aunque China niega una fuga de laboratorio en su territorio, tanto sus diplomáticos como la propaganda estatal no ahorran esfuerzos en su propia teoría de la conspiración. Cada vez más enfrentado a EE.UU., el régimen de Pekín apunta a su laboratorio militar de Fort Detrick, que en agosto de 2019 fue cerrado temporalmente por fallos de seguridad. Además de reclamar que la OMS investigue allí, para lo que ha montado una petición con 25 millones de firmas, China quiere que se analicen las supuestas muestras del coronavirus halladas en otros lugares del mundo antes del estallido en Wuhan. Entre ellas destacan las de aguas residuales de Barcelona en marzo de 2019 y de pacientes de cáncer en Italia entre septiembre y octubre de ese año, detectadas en análisis que los propios expertos de la OMS definen como «no concluyentes».
Por su parte, el jefe del equipo chino de la misión, Liang Wannian, pidió investigar en otros países donde hay murciélagos de herradura, que tienen los coronavirus más parecidos al que ha desatado la pandemia.
En lugar de rastrear a los proveedores de animales salvajes del infame mercado de Wuhan donde se detectaron algunos de los primeros casos, sobre todo de la provincia china donde viven dichos murciélagos, Pekín sigue insistiendo en la teoría de que el coronavirus pudo haber entrado a través de alimentos congelados importados.
La cueva prohibida
Además de no buscar a dichos proveedores, las autoridades chinas tampoco permiten el acceso a las cuevas de Yunnan, al suroeste del país, donde se han hallado los coronavirus más similares al Sars-CoV-2. Uno de ellos, denominado RaTG13 y extraído de un murciélago de herradura, fue descubierto en 2013 en una mina de cobre abandonada cerca de la ciudad de Tongguan, en el condado de Mojiang, después de que seis personas sufrieran en 2012 una fuerte neumonía tras adentrarse en ella para recoger el guano, el excremento de los murciélagos que se usa como abono. Con unos síntomas equivalentes al Covid-19, tres de esos mineros murieron y el RaTG13 fue almacenado en el Instituto de Virología de Wuhan junto a otras muestras de dicha cueva. Genéticamente, es un 96,2 por ciento similar a este nuevo coronavirus, pero no es un familiar muy cercano porque ese 3,8 por ciento restante indica décadas de evolución natural y los expertos creen que no se puede crear de forma artificial.
Eso no descarta, sin embargo, la hipótesis de una fuga de laboratorio, como apuntaron dos científicos chinos al principio de la epidemia en una teoría que fue borrada de inmediato de internet.
Pero el propio jefe de la misión de la OMS en Wuhan, Peter Ben Embarek, acaba de abrir otra vez esa posibilidad. En un documental emitido por la televisión danesa el jueves por la noche, Ben Embarek admitió la posibilidad de que el ‘paciente cero’ fuera un investigador de los laboratorios de Wuhan que se hubiera infectado directamente de un murciélago.
Además del ‘superlaboratorio’ P4 con los virus más peligrosos del mundo situado a las afueras, en dicha ciudad funcionan otros dos recintos de menor seguridad que investigan con coronavirus de murciélagos. Perteneciente al Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan, uno de ellos se encuentra precisamente a menos de trescientos metros del mercado de Huanan, que fue el lugar donde se originó uno de los primeros brotes.
Eso explicaría que todavía no se haya descubierto la especie intermedia donde el coronavirus de murciélago mutó para infectar al ser humano, mientras que en otras pandemias anteriores, como la del SARS y la del MERS, se hallaron pronto. Además, tampoco se han localizado muestras de coronavirus en 80.000 animales analizados en China. A medida que pasa el tiempo y no se encuentra su origen natural, entre los científicos crecen las sospechas de una posible fuga de laboratorio, avivadas por la tradicional falta de transparencia del régimen.
El biólogo que no existe / Wilson Edwards
Pero el director del Instituto de Virología de Wuhan, Yuan Zhiming, refutó ayer todas estas teorías como si fueran «el guion de una película de Hollywood». Como la realidad supera a la ficción, China pone el ventilador y sus medios estatales incluso citan a un supuesto biólogo suizo, Wilson Edwards, que denuncia la politización de la pandemia y ha resultado que no existe.
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