California Rocket Fuel es la historia de una consulta al psicólogo/psiquiatra. El relato ilustrado del trastorno bipolar del protagonista, con sus altibajos interestelares por la depresión y la manía con parada en ingresos hospitalarios, largos días en la cama y múltiples cambios de medicación.
Esta magnífica obra está basada es la experiencia personal de su autor a quien se diagnosticó una enfermedad bipolar. En el brevísimo texto de introducción describe su proceso como: “viaje a la depresión con parada en la manía, en la hipo-manía, a veces lúcida, a veces lúbrica”. Estar creado desde el sufrimiento de la enfermedad mental en primera persona, es uno de los puntos fuertes de este peculiar cómic.
California Rocket Fuel es el nombre que se da en EEUU a la mezcla de dos fármacos: Mirtazapina y Venlafaxina, indicados en el tratamiento de la depresión severa. El personaje está inspirado en la forma que se obtiene de juntar la medicación psiquiátrica, según cuenta el autor en redes sociales.
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Este tebeo puede ser útil para pacientes que atraviesan un diagnóstico de trastorno bipolar y/o depresión, así como para familiares y entorno. Por lo general son procesos de los que es difícil hablar, cuesta describir tus síntomas y experiencias, ya que la vivencia varía mucho de un individuo a otro, en función del contexto biopsicosocial. El hecho de que esté contada a través de imágenes huyendo de diálogos hace que las ideas que pueda evocar en el lector abarquen un mayor número de experiencias que si fueran descritas con la claridad del lenguaje escrito. Por otro lado es interesante la reflexión sobre cómo a pesar de todo, el personaje no cambiaría su manera de estar en el mundo si le ofrecieran un botón con el que desapareciese tanto vacío e inestabilidad anímica.
California Rocket Fuel tiene ademas indudable valor para los profesionales sanitarios. En primer lugar para entender la enfermedad desde dentro, lo que siente y vive una persona con trastorno bipolar. Además para reflexionar sobre nuestra actitud ante el sufrimiento y nuestra capacidad de comunicación. Las primeras imágenes de este comic tienen una enorme fuerza; un paciente en consulta que cuenta sus dificultades mientras el médico (o quizás sea un psicólogo) permanece impasible sin levantar siquiera la vista de su cuaderno, ni siquiera cuando el paciente llora.
Este cómic es sin duda muy recomendable desde la perspectiva de la Medicina Gráfica. (Más)
Ver también: Farmaco
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