sábado, 19 de junio de 2021

COVID19: Sombras de sospecha sobre Wuhan (II)

 


Ver anterior:

Sombras de sospecha sobre Wuhan (I)

 

MAITE RICO Los misterios de Wuhan 

El Mundo 16.5.2021

Año y medio después de las primeras noticias sobre extrañas neumonías en Wuhan, y por inaudito que resulte, seguimos sin conocer cuál es el origen del virus que ha devastado la economía mundial y ha matado ya a 3,3 millones de personas. En anteriores epidemias de coronavirus, los científicos hallaron rápidamente la evidencia del salto del virus desde el murciélago al hombre a través de civetas (SARS-1) y camellos (MERS). En el caso del SARS-2, nadie ha encontrado aún ni el animal reservorio ni el huésped.


Por eso cada vez más científicos exigen una investigación rigurosa, que incluya la hipótesis de una fuga accidental en el Instituto de Virología de Wuhan, especializado en coronavirus. 

Si en marzo se pronunció el llamado Grupo de París, el viernes lo hacía otro conjunto de expertos en la revista Science. Ambas hipótesis (el origen natural, o zoonosis, y un accidente en el laboratorio) son plausibles, dicen, pero mientras la primera se ha estudiado a fondo, el Gobierno chino impide examinar la segunda. Es necesario, además, que se investigue bajo un supervisor independiente para evitar conflictos de intereses. ¿Por qué? 

Las claves las aporta Nicholas Wade en un artículo en la plataforma Medium. Wade, científico británico dedicado la divulgación en Science y en The New York Times, reúne las pistas conocidas y el resultado es espeluznante. Cada vez más indicios apuntan al laboratorio de Wuhan. No solo por las peculiares características bioquímicas del virus. En Wuhan, la doctora Shi Zheng-li manipulaba genéticamente coronavirus de murciélago para estudiar su potencial para atacar células humanas. En 2015 crearon un virus, el SHC014-CoV/SARS1, que encajaría como el prototipo del actual SARS-2.

¿Cómo se sabe todo esto? Pues porque la doctora Shi recibe ayuda de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que hacen públicas las memorias de las investigaciones que financian. Gracias a eso se sabe además que el laboratorio de Wuhan trabajaba con un deficiente nivel de seguridad.


Y que el intermediario para la entrega de las ayudas era Peter Daszak, integrante de las misiones de la OMS en China y virulento defensor de la hipótesis de la zoonosis.

El artículo de Wade abre un trasfondo tan sombrío como fascinante, que implica no solo al régimen chino, sino también a la comunidad científica, al corporativismo gremial y los límites de la ciencia… 

De momento, urge que se obligue a China a abrir los archivos de Wuhan. Para que todas las hipótesis puedan investigarse y evitar que esta tragedia se repita.

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