viernes, 22 de marzo de 2019

Papel del comunicador científico/ José M.Martinez G.*

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Los ensayos clínicos 
ofrecen un fujo casi constante de artículos, 
y cumplen con los requisitos para ser noticia. 
La gente siempre quiere conocer 
sobre nuevos tratamientos de enfermedades, 
más fáciles, más baratos y mejores.





Lo mínimo que se debería verificar es:

  • -¿Es el producto lo suficientemente relevante para su audiencia como para escribir un artículo? 
  • -¿Es la historia realmente interesante? Si un tratamiento ha pasado solamente la primera fase del ensayo, podría ser demasiado pronto para darlo a conocer. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de fármacos que entran al proceso de ensayos clínicos no llegan a completarlo. El tamaño del ensayo también es importante. Los ensayos pequeños tienen menos “poder” que los más grandes porque sus resultados probablemente se ven afectados por la casualidad. Si va a informar sobre un ensayo pequeño o inicial, asegúrese siempre de que su audiencia sepa cuán lejos están aún de tener el producto en el mercado, y que incluso es probable que nunca llegue a comercializarse. Si la investigación pasa estas pruebas, y decide escribir un artículo, entonces adelante, es tiempo de examinar de cerca cómo se presentan los resultados del ensayo. 

Y llegados aquí, dicha presentación de resultados,

  • -¿ha estado infuenciada por el laboratorio promotor del ensayo? Con más frecuencia de lo deseado, los ensayos fnanciados por la industria farmacéutica son más propensos a informar sobre resultados positivos que aquellos fnanciados por otras fuentes y, en gran cantidad, permanecen sin publicarse, incluso cinco años después de la aprobación del medicamento. 

No hay que asumir que todo fármaco nuevo es mejor. Compruebe cómo se compara en efcacia, seguridad y costes con otros tratamientos alternativos 
Y mire con mucha atención, los datos que han sido seleccionados como “lo mejor”; por ejemplo, los resultados favorables publicados y los resultados desfavorables que se han omitido. (Más)

 (*) José María Martínez García, Director de New Medical Economics,

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