sábado, 16 de marzo de 2019

Citario/El dijo que...: Neuroderechos / Rafael Yuste

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La genética está muy regulada. La energía nuclear, también. Y el caso de las armas químicas y biológicas es muy interesante. Desde hace un siglo, la Humanidad tiene la capacidad de autodestruirse de una manera relativamente sencilla y barata con, por ejemplo, virus. 
Nunca lo ha hecho y, cuando las armas químicas se usan –como en Siria– se desencadena una crisis mundial.

P. ¿Qué propugna en la práctica?

R. Dos cosas: el establecimiento de los neuroderechos, que deberían ser incorporados a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y la aplicación del modelo hipocrático a la neurociencia.

P. ¿Cuáles son esos neuroderechos?

R. El primero es el de la Privacidad Mental, o sea, que los datos médicos del cerebro de las personas se traten con una confidencialidad equiparable a la de los de los trasplantes de órganos. 
El segundo es el del Derecho a la Identidad, que significa que el yo no se disuelva en la Red. 
El tercero, el Derecho de Libre Albedrío. 
El cuarto es el de libre acceso a la tecnología.

P. ¿Qué quiere decir que el yo se puede disolver en la red? ¿Me voy a convertir en un programa informático y a desaparecer?

R. No. Imaginemos a 100 operadores de drones militares que están todos dirigiendo una operación de guerra. Los drones actúan colectivamente, según las órdenes transmitidas pos los cerebros de los soldados. ¿Quién es el responsable de lo que pasa? Esto puede sonar a ciencia ficción, pero, a un nivel muy básico, ya se ha logrado que tres monos, situados en tres lugares distintos del mundo, dirijan simultáneamente el cursor de la pantalla de un ordenador, y que lo hagan de manera más eficiente que un solo mono.

P. ¿Para evitar una suerte de tecnoeugenesia?

R. Exacto, porque, si no, los ricos y las personas del mundo desarrollado tendrán acceso a tecnologías que otros no podrán alcanzar. El último Derecho es el del sesgo de los algoritmos. Porque, si no estás muy encima de los algoritmos, éstos acaban teniendo sesgos que pueden reflejar los que, conscientemente o no, tienen los que los han diseñado. Una persona que, por ejemplo, es racista puede crear algoritmos racistas sin darse cuenta.

P. ¿Serían suficientes esos Derechos para salvarnos de un mundo feliz basado en los cibercerebros en vez de en la genética, como en la novela de Aldous Huxley?

R. No. Ahí entra la otra pata, el modelo hipocrático. Porque, aunque la Medicina puede usarse para muchas cosas, los médicos operan bajo un principio de altruismo. Lo han hecho en todos los momentos de la Historia –con excepciones como la Alemania nazi–, y la base de eso es el Juramento Hipocrático, que debe ser aplicado tan también neurotecnología.(Más)

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