Las noticias indican que los congresos y eventos científico-médicos tienen las horas contadas en nuestro país. La decisión del ministro de Hacienda de hacer tributar los gastos – ciertamente onerosos – de inscripción, traslado y mantenimiento como pago en especie que recibe el beneficiario – esto es, el médico – es un torpedo en la línea de flotación de este curioso sistema. Pagos que hasta ahora corren a cargo de la “generosidad” de la Industria Farmacéutica. Al menos, de modo mayoritario.
Extrayendo conclusiones: si uno de nuestros cardiólogos – por ejemplo – va a un congreso americano de ponente o asistente financiado por cualquier laboratorio, los gastos totales pueden exceder fácilmente los seis mil euros. Por solo cuatro o cinco días de estancia. Lo que oyen. Si se aplica lo que planea el señor ministro, calcule el señor cardiólogo que al año siguiente tendrá que pagarle al fisco dos mil y pico de euros. Solo en concepto de este congreso. Sin contar los otros a los que pueda ir a lo largo del año. El colofón de la cuestión es claro: que el cardiólogo acaba de decir que vaya Rita la Calentera.
Si esto se ejecuta así, está cantada la deserción en masa de la tropa galénica española de los congresos, sean nacionales o internacionales. Esta es la protesta incipiente de reconocidas voces de Sociedades Científicas. Un torpedazo al sistema de formación continuada. O, al menos, a la formación continuada que hemos conocido hasta ahora, que es otro cantar.
El sistema de congresos y eventos científico-médicos está en cuestión, y desde hace tiempo. En la era de lo digital, es planteable que el que le quiera esté perfectamente al día en casa. Cierto que en horas de su descanso y gastándose su dinero personal, que es otro cantar – y nada baladí -. Les pongo un simple ejemplo de mi especialidad: la publicación del estudio EMPA-REG – de notable calado – fue seguida de modo simultánea por los asistentes al congreso internacional y por los que no fuimos, que nos leímos el correspondiente trabajo en el NEJM. Pero hoy no voy a eso, que es algo mucho más complejo.
El patrocinio por parte de los laboratorios de la asistencia a congresos viene siendo un fenómeno mayoritario. Tal vez un calificativo más adecuado sea fenómeno masivo. Al menos, en el caso de la medicina española. De modo más o menos acentuado, dependiendo de la especialidad, eso sí. Según la opinión, este fenómeno es un mal necesario – por el abandono de la administración de la formación continuada – o simplemente un soborno encubierto a gran escala. Una compañera mía lo definió como “un club de vacaciones, como pago en especie”.
Los detalles sobre el particular pueden encontrarlos, novelados, en mi primera obra KOL Líder de Opinión. Abajo, una referencia.
Ver:
Ratón de Biblioteca: K.O.L. (Líder de Opinión) / Rafael Sepúlveda Blanes
Federico Relimpio "sale del armario": Ser K.O.L. / Key Opinion Leader.
Entiendo que la profesión se entregó entusiasmada a los placeres del “viaje con nosotros”, sin plantearse demasiadas cosas. Yo mismo caí en ello, y tardé mucho en bajarme del tren. Probablemente nos dejamos arrastrar por una ola de dinero fácil que untaba nuestras manos y cerraba nuestros ojos. Esa gente nos llevó de Tokio a Río, pasando por Estambul. ¿Quién se iba a quejar? ¿Quién iba a plantear preguntas molestas o escribir novelas absurdas, como la mía?
Me viene una idea inevitable: que los mismos que hincharon el globo, son los que hoy lo pinchan haciendo mutis por el foro. Que lo vienen analizando, y ven que ya no les renta. Demasiada gente en aviones y hoteles, demasiado caro. Llevas hoy al galeno de marras a Praga, pero mañana la competencia se lo lleva a Munich. No salen las cuentas. Este y aquel – altos capitostes de la Industria, digo – se pusieron de acuerdo en algún hotel de las afueras de Madrid – o de Londres; es un decir -. Lo demás es fácil: el capital tiene vía libre con la política; son los mismos. “¿Cómo lo hago para ponerle sordina al cabreo?”, se preguntarán los tipos.
Me los imagino comiendo, la sonrisa de oreja a oreja:
“Lo hace Hacienda, y a ver quien alza la voz. Porque a las Sociedades Científicas les vamos a sacar que no son más que una pantomima. Sus revistillas no tienen impacto alguno, y se sostienen con nuestra propaganda. Sus reunioncillas locorregionales no se aguantan sin nuestros pagos. Todo un tinglao enorme nacional y por autonomías, por especialidades, enfermedades y esa modernura que ahora se llama área de conocimiento. Un desglose imposible que no es más que una gran plataforma de ventas…Todo existirá en la medida en que decidamos que nos sirve para vender…”
Y acordado todo, una reunión con los que mandan de verdad: los que están detrás de los políticos. Y de ahí, la orden directa a Hacienda: que se les acabó el pastel a los médicos. Y ahora, la política informativa, con su brazo en El País y diarios afines:
“Ya podéis estar sacando tres editoriales y un programa del Évole. Que se les acabo la juerga, a los de la bata blanca. Que a estudiar en casa y a dejar de enredar con cargo al presupuesto. Los dineros públicos que pagan los medicamentos que firman, ¿O no se habían dado cuenta, los muy imbéciles?”
Tomé "prestado" de...@frelimpio
Ver:
Hacienda da un paso atrás y aclara que los congresos de los médicos no tributarán en el IRPF
La espantá de MONTORO
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