El asunto de la depilación femenina pasa de ser tema de conversación decuñado/as a convertirse en tema científico. Al menos, así se puede deducir del hecho de que la revista JAMA Dermatology recoja un estudio sobre los hábitos de las mujeres en relación con su vello púbico.
"Female pubic hair grooming is a common practice seen by all health care professionals and providers of aesthetic treatments for women. Familiarity with the motivations and characteristics of women who groom can help inform health care professionals in terms of identifying women for counseling regarding grooming risks. Furthermore, our study demonstrates that, contrary to prior studies, grooming is less associated with specific sexual activity and relationship type and more associated with age, race, and educational level. We also found that women were more likely to groom based on their partner’s preference and some groom before visiting a health care professional. Thus, our study demonstrates a role for cultural sensitivity as it relates to pubic hair grooming because women have diverse motivations for grooming that are not universal. Future directions for research include understanding the cultural differences as they relate to pubic hair grooming and the role of the health care professional in influencing women’s grooming habit."
Tami Rowen, ginecóloga de la Universidad de California en San Francisco y autora principal del trabajo, ha intentando efectuar la radiografía perfecta de este hábito higiénico-estético, para lo que ha recurrido a la más clásica de las armas de la sociología: las encuestas.
Así, ha diseñado un cuestionario que ha respondido un panel de ciudadanas que es, hasta el momento, el más representativo de la diversidad racial y sociocultural de EEUU que contesta a esa pregunta: una muestra de 3.316 mujeres a las que no importó contar a los investigadores -eso sí, vía internet- lo que hacían con el pelo de las zonas íntimas. ....
Y las respuestas dan lugar a un reflexión sobre los roles sexuales, ya que el 21,1% de las encuestadas declararon hacerlo porque sus parejas así lo preferían. No era el motivo más aducido -por higiene- ni el segundo en la lista -que forma parte de los hábitos rutinarios-, pero sí ocupaba un nada desdeñable tercer lugar.
Otra cuestión que se abordó es la motivación concreta del afeitado: si había situaciones específicas que animaban a la depilación del vello público.
Allí, la más citada fue el sexo, seguida por las vacaciones y por las visitas al médico. De este dato, los autores concluyen que las consultas pueden ser un buen lugar para hablar de la depilación genital y comentar los pros, contras y riesgos que pueden surgir de su práctica.(Más)
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