viernes, 4 de diciembre de 2015

Cinema Paradiso: E agora? Lembra-me / Joaquim Pinto











 
Joaquín Pinto, afectado por el VIH y el VHC, inicia un nuevo tratamiento experimental en Madrid el mismo día que el PP de Rajoy gana las elecciones de 2011. El cineasta portugués, al lado de su marido Nuno, graba con la cámara un año de esta terapia. Desde la intimidad de su testimonio en primera persona, Pinto trata asuntos universales como la sanidad pública, la crisis económica, la historia del cine y las múltiples formas del amor. Cercano sin ser exhibicionista, conmovedor pero nunca aleccionador, extraordinario desde su normalidad, este vídeo-diario, que justifica plenamente su formato, arrasó en las listas de lo mejor de 2013.  (Ver)

¿Tiene sentido castigar el cuerpo para poder robarle un tiempo limitado a la muerte? ¿Vale la pena seguir viviendo en tiempos tristes? Estas son sólo algunas de las preguntas que recorren este diario íntimo de un año en perpetuo movimiento, crónica de la dura existencia como cobaya de un nuevo tratamiento experimental para frenar el avance de la hepatitis C y el sida, pero, también, del afecto y la lucidez como motores para la supervivencia que firma el portugués Joaquim Pinto, que fue sonidista al servicio de algunos grandes como Raoul Ruiz, Alain Tanner, Werner Schroeter, Manoel de Oliveira y Joao César Monteiro, entre otros, y que llevaba diez años sin firmar una película como director. 

Con sus cerca de tres horas de duración, “E agora? Lembra-me” es un imponente diario filmado que encuentra su identidad propia utilizando la voz del yo como punto de partida para una reflexión de largo alcance –que va hacia atrás, interrogándose incluso sobre los neandertales, y pasa con elegancia de lo cósmico a lo microscópico, situando al individuo entre el silencio de lo metafísico y la tangibilidad de lo viral-. La mirada de Pinto es filosófica y política, pero, ante todo, humana y, en su universo privado, va cobrando decisiva fuerza la presencia –al comienzo, en fuera de campo por propia elección- del compañero sentimental y colaborador del cineasta Nuno Leonel. Por otro lado, la película esquiva el carácter improvisatorio del diario filmado para erigirse en sutil, sinfónica y articulada construcción, puntuada por el armónico ensamblaje de ideas, imágenes y sonidos, en lo que, finalmente, es el autoretrato de una sabiduría acorazada en la humildad, perpetuamente activada por el asombro ante lo real y la curiosidad por el sentido de la Historia. (Ver)
 

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