"Antes de hacer cualquier escabechina emocional
tómate alguna bezodiacepina,
un Orfidal,
y vámonos de mañana a Mojácar
a ver el mar".
Desembocamos al acto tercero
con tal pasión
que hubo catarsis y yo casi muero
de un refilón
que, por milagros de la psiquiatría
no sabe obrar,
la puso bien, y lo está todavía,
fundó un hogar.
Ahora, qué lejos, adiós a su abismo,
cayó el telón,
pero yo sé que no fue un espejismo,
una ficción.
Sé que gocé como ya no se lleva
con Beatriz,
y si queréis os enseño la prueba,
la cicatriz.
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