jueves, 9 de abril de 2009

Adios...para siempre.







XABIER BARRENA
BARCELONA
Generaciones de europeos enfebrecidos han aprendido, cuando eran niños, a estar quietos con él y a saber cuán largos son cinco minutos reales, con todos sus segundos. Generaciones de padres, en cuanto se rompía uno, aislaban a su prole en una habitación, mientras ellos perseguían de manera más imposible que implacable unas diminutas bolitas plateadas. Es el termómetro de mercurio, un invento que pasará a mejor vida este viernes en Europa donde, tras la prohibición de su fabricación en el 2007, ya no se podrá encontrar en ninguna farmacia. El veto solo afecta a los dispositivos nuevos, puesto que los ya existentes todavía pueden entrar en la compraventa de segunda mano. Y sobre todo, si se guarda uno en casa, que no cunda el pánico. Como los estupefacientes en Holanda, su posesión no está penada.

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