jueves, 24 de julio de 2008

Lo que no se puede en EE.UU. se puede en Colombia...

"Hay desde la simple entrega de recordatorios hasta pago de viajes para que el médico cambie la fórmula. Sociedades científicas a veces exigen a las farmacéuticas participar en utilidades por ventas".

Mas...



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fernando: Lo que no llega a comentarse es que, por desgracia, en COLOMBIA se ha hecho costumbre que algunas cadenas de farmacias tengan su propio laboratorio de fabricación de genéricos y que, en esas farmacias, se dediquen sistemáticamente a cambiar las recetas de los doctores por sus propios productos (la mayoría de las veces de muy dudosa calidad), destruyendo el legítimo y ético trabajo de promoción que hacen las casas farmacéuticas y de paso, jugando con el prestigio del médico que ha recetado. Este sí que es un verdadero problema de ética que debería ser comentado para que se conozca plenamente y se combata en beneficio de la salud, del libre comercio y de la ética.

Un saludo, Germán GUERRERO

Anónimo dijo...

Esto está circulando por la web en Colombia:

ETICA MEDICA Y PROMOCIÓN FARMACÉUTICA


Con frecuencia escuchamos o leemos conceptos de personas que, con muy escasa información y la mayoría de veces con buena fe, opinan sobre los apoyos que la Industria Farmacéutica suele dar a los doctores para su actualización médica. Esas opiniones suelen ser casi siempre negativas y se limitan a señalar lo que ellos llaman “incentivos” que la Industria supuestamente dá para que sus productos sean prescritos.

Pero nadie debe desconocer algunos conceptos básicos de la interacción Profesión Médica-Industria Farmacéutica:


1.El proceso de selección de las facultades de medicina para aceptar a un nuevo estudiante se basa en las capacidades académicas del candidato, pero fundamentalmente, en sus calidades personales en cuanto a capacidad de servicio y ética.

2.Los basamentos de la formación de un médico en cualquier parte del mundo, antes que el entrenamiento científico y técnico propios de la profesión, están orientados a formar al profesional en un claro concepto del ejercicio humanístico, altruista y ético.

3.La Industria Farmacéutica mundial es, de todas la actividades lícitamente lucrativas, la que con mayor claridad interpreta y ejerce la ética en sus actividades por ser parte indisoluble del noble ejercicio médico.

4.Tanto el ejercicio de la medicina como el de la fabricación y comercialización de medicamentos son profesiones mundialmente aceptadas como éticamente lucrativas.

5.Un acto ético es todo aquel que sea veraz, equitativo y justo.


Todo médico (con las excepciones estadísticamente insignificantes que se dan a toda regla) procura un diagnóstico acertado y una terapéutica adecuada y eficaz que logre el objetivo fundamental de su profesión: La salud del paciente, poniendo en ello todo su compromiso, conocimientos y buena fé. Obviamente obtiene por este ejercicio una remuneración, la cual nunca riñe ni está por encima del ejercicio ético de su profesión.

Pretender que los médicos no obtengan ningún beneficio por el ejercicio de las buenas prácticas médicas equivaldría a la ingenuidad de pretender que no cobren por su consulta, procedimientos, etc.

Puesto que el objetivo de la Industria Farmacéutica también es lícitamente lucrativo, resulta obvio que diseñe estrategias para que sus productos sean conocidos y prescritos; para ello se vale de promoción impresa, verbal a través de vendedores especializados, simposios, congresos médicos, etc., todos coadyuvantes de la actualización médica en beneficio de todas las partes. Como la actualización médica es costosa, resulta obvio que esos costos sean compartidos por la Industria Farmacéutica para lograr una terapéutica cada vez más eficaz en beneficio final de los pacientes. Esta es una práctica vigente y aceptada en todos los países del mundo.

Claro que todos estamos de acuerdo en que no es ético que algunas casas supuestamente farmacéuticas ofrezcan incentivos económicos para que se prescriban tarros con mezclas vitamínicas o productos de dudosa calidad que no dan virtualmente ningún beneficio al paciente. Pero es necesario también aclarar que esas prescripciones son tan pocas que podría decirse que su frecuencia es casi anecdótica. Lo que no puede hacerse, es identificar al Cuerpo Médico y a la Industria Farmacéutica con esa inusual, antiética y marginal práctica.

Además de lo anterior, también podría considerarse anti-ético, promover la prescripción de medicamentos no necesarios, absurdo inconcebible tanto para el Cuerpo Médico como para cualquier Laboratorio Farmacéutico reconocido, con convicciones éticas definidas. Esa es una posibilidad absolutamente descartada.

Pero compartir con el médico sus gastos de actualización para beneficio de él, de la misma Industria y de los pacientes, es indudablemente un acto ético pues es veraz (porque ayuda a difundir verdades científicas reconocidas), equitativo (porque todos los involucrados obtienen un beneficio) y justo (porque no socava los derechos de nadie).

EL EJERCICIO DE LA MEDICINA EN COLOMBIA

En la actualidad, el Médico Colombiano es de los únicos profesionales en el país que no puede:

•Elegir libremente con qué materiales trabajar, pues deben adherirse a vademécum cerrados impuestos por las EPS.

•Tampoco puede determinar el valor de su trabajo, porque sus consultas y honorarios son impuestas por las EPS.

Claro que deben responder legalmente por cada decisión que tomen y además pagar de su propio pecunio los congresos y actualizaciones que en los demás países del mundo son auspiciados por diferentes industrias, sin que por esto se cuestione la ética del profesional de la medicina.

ES ANTIÉTICO:

1.Cambio sistemático de la fórmula en algunas farmacias, destruyendo el legítimo y ético trabajo de promoción que hacen las farmacéuticas y de paso jugando con el prestigio del médico que ha recetado. Este sí es un verdadero problema de ética que debería ser combatido.

2.Formular lo que el paciente no necesita. Absurdo que se descarta.

3.Formular productos de dudosa calidad.

4.Exigir a los Profesionales de la Medicina, que no participen de la ley básica de la economía de mercado que impera en el mundo: Oferta-Demanda, o estigmatizarlos por ello.


ES ETICO:

1.Lucrarse de una actividad lícita, como por ejemplo, el ejercicio de la profesión.

2.Evitar el cambio de la fórmula, pues en muchos casos es el droguista quien decide qué producto consume el paciente.

Anónimo dijo...

En respuesta, a su comentario me permito añadir lo siguiente.

1-En España se accede a la Facultad de Medicina de cualquier universidad con una nota académica muy alta, en la mayoría de los casos; no se tiene en cuenta aptitudes personales ni vocacionales...

2-En este punto estoy de acuerdo.

3-Lamentablemente no es así. Se comercializan las prescripciones y eso desvirtúa en algunos casos la información científica, así como implícitamente la libertad de prescripción. Opino que no es muy ético de entrada lucrarse a costa de algunas enfermedades, precisamente la mayoría crónicas y sin curación.

4-Yo especificaría que son profesiones mundialmente reconocidas como lucrativas; lo de ético es meramente decorativo en algunos casos y no pretendo meter a todo el mundo en el mismo saco.

5-Con este punto también estoy de acuerdo, aunque se podía matizar más su definición.

6-Me parece justo que un médico cobre por su trabajo, por supuesto. No me parece justo que algunos cobren un "plus" por recetar ciertos fármacos (de la manera que fuere, bien congresos, comidas, cursos, y otros presentes) y otros por recetar lo mismo no cobren nada... Eso indiscutiblemente no es justo. Y desde luego, incentivar u ofrecer dádiva a un médico (funcionario público) para presionar sobre su voluntad de receta en países como España está castigado en el Código Penal (cohecho), además de que también está tipificado como infracción administrativa en la Ley del Medicamento.

Respecto a compartir con el médico su actualización y formación me parece razonable, siempre que no se utilice como herramienta/arma de marketing, con el objetivo de incrementar el número de recetas de l fármaco que se promociona. Para ello la formación debería ser equitativa para todo profesional que ejerza la medicina, independientemente de su potencial de prescripción así como de su afinidad por los productos del laboratorio farmacéutico que patrocina dicha formación. Ha quedado claro que la industria farmacéutica se lucra con su actividad, no es una ONG, luego no se dedica caritativamente a formar médicos sin intención alguna. Sólo hay que navegar por la red y curiosear el contenido de los cursos de formación de los visitadores médicos, son cursos de ventas y de negociación. Algo falla entre la realidad del negocio farmacéutico y la imagen que quiere proyectar a la sociedad.

En cuanto lo que el Sr. Guerrero considera antiético, yo añadiría que además de antiético es ilegal cambiar recetas y de hecho, salvo que se trate del mismo principio activo no es muy frecuente, así como formular fármacos que no cumplan la normativa en cuanto a calidad. ¿Oferta y Demanda en la relación del médico y la industria farmacéutica...? Influirá en la extensión del vademecuma disposición del prescriptor, pero no debería influir en ninguna otra decisión ya que la relación entre médico/industria farmacéutica no es una relación mercantil; en todo caso lo es, la relación entre el farmacéutico y la industria, a pesar de que también existen normas éticas que deben cumplirse.