La obesidad –definida como tener un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 30 –es un problema que cada vez afecta a más personas y preocupa a más expertos. Ya ha sido catalogada por la OMS como una pandemia de carácter no infeccioso y es que, al igual que sucede con los fenómenos víricos, esta enfermedad parece expandirse de forma exponencial.
Su incidencia se ha triplicado desde los años 70 y, a día de hoy, 1 de cada 7 personas en el mundo son obesas, tasa que podría elevarse a 1 de cada 4 en tan solo en una década. Además, para entonces, la mitad de la humanidad tendrá sobrepeso (IMC igual o superior a 25) –situándose, al menos, en la antesala de la obesidad–.
En España la situación no es distinta: según los últimos datos del INE, un 16,5% de hombres de 18 y más años y un 15,5% de mujeres padecen obesidad, mientras que el 46,1% de los hombres tiene, al menos, sobrepeso; cifra que se dispara al 61,4% en el caso de las mujeres. Además, las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, y España ya es el tercer país con más sobrepeso infantil.
La propuesta de Lilly
Pese a la percepción de muchos, la obesidad no es una enfermedad fácil de remediar. En su persistencia tienen influencia una serie de causas que, en muchos casos, acontecen concatenadas y dificultan su resolución natural: factores genéticos, capacidad socioeconómica, cargas laborales y familiares, estilo de vida, estrés...
Y es en este punto donde surge una solución aparentemente más rápida y sencilla que evita la intervención quirúrgica: el tratamiento médico farmacológico. Al respecto, el último avance viene de la mano de la farmacéutica estadounidense Eli Lilly. Su solución utiliza como principio activo la tirzepatida, un compuesto ya autorizado por las agencias americana y europea durante el 2022 para tratar la diabetes tipo II bajo el nombre comercial de Mounjaro.
¿Dónde está entonces la novedad?
Pues, en esencia, en que Lilly quiere formular un medicamento inyectable con dosis mayores de tirzepatida y que esté indicado para tratar la obesidad en personas sin diabetes. La compañía ya ha completado los ensayos clínicos a tal fin, y se encuentra ahora en proceso de solicitar a la agencia estadounidense (FDA) el correspondiente permiso de comercialización, que podría llegar este mismo 2023 y ser secundado después por la autoridad europea (EMA).
De aprobarse, el reformulado Mounjaro no será el único tratamiento farmacológico para la obesidad. Y de hecho, prácticamente todos los existentes parten de la misma premisa clínica: medicamentos para la diabetes reconvertidos para tratar la obesidad. Es el caso, por ejemplo, de la liraglutida o la semaglutida, comercializadas por la danesa Novo Nordisk. La principal diferencia radica en que la tirzepatida parece ser más eficaz en la reducción de masa corporal dado que no solo actúa sobre las hormonas GLP-1,m sino también sobre las GIP.
En este sentido, ensayo clínico de fase 3 desarrollado por Lilly encontró que las dosis altas de tirzepatida lograron que los pacientes perdieran, de media, un 22,5% de su peso corporal, datos significativamente mejores que los obtenidos por los inyectables competidores.
El aparente éxito clínico del medicamento anti-obesidad, sujeto aún a la aprobación definitiva de las autoridades, podría colocar la tirzepatida como el fármaco con las mejores cifras de venta jamás registradas. Según expertos consultados por la NBC, las ventas del compuesto– incluyendo las formulaciones para diabetes y obesidad– alcanzarían entre los 25.000 y los 48.000 millones de dólares anuales, mientras que el Financial Times apunta directamente hacia los 50.000 millones. En 2021, y excluyendo las vacunas covid, el medicamento con más ventas del mundo (20.700 millones de dólares) fue Humira, un tratamiento para la artritis reumatoide producido por AbbVie.
¿Cuánto costará?
El mercado internacional frente a la obesidad es gigantesco y creciente. Y las compañías farmacéuticas lo saben. La prescripción de soluciones inyectables es cada vez más habitual, mientras que la dieta sana o los hábitos saludables se antojan para muchos como insuficientes en su lucha contra un problema que requiere de elevadas dosis de fuerza de compromiso y fuerza de voluntad. Incluso Elon Musk y multitud de celebridades reconocen haber recibido tratamiento médico contra el sobrepeso.
Según Morgan Stanley, el mercado de medicamentos para el control de peso podría alcanzar los 54.000 millones de dólares en 2030. Buena parte de ellos provendrán directamente de los Estados Unidos, país donde ya cerca del 40% de la población tiene obesidad y las muertes asociadas se cuentan por millones cada año.
Otro aspecto que ilustra lo boyante del sector es la capitalización de las principales compañías farmacéuticas que cuentan con soluciones contra la obesidad y la diabetes. Eli Lilly alcanza ya un valor en bolsa superior a los 400 mil millones de dólares, con sus acciones cotizando en máximos históricos. Situación similar vive Novo Nordisk, capitalizando casi 300 mil millones.
En este punto, la novedad terapéutica de Lilly apunta a convertirse en el gran referente farmacológico contra la obesidad, aunque el grado de accesibilidad por parte del ciudadano está aún por ver. Al respecto, la solución con tirzepatida para reducir el peso no es barata. Su precio, si bien podría llegar a ubicarse algo por debajo de sus competidores, se situaría en al menos 1.100 dólares mensuales, elevando el coste por encima de los 13.000 dólares o 12.000 euros anuales.
Una de las bazas de la compañía para lograr la expansión de su medicamento anti-obesidad es conseguir que el tratamiento sea incluido en las pólizas de los seguros. Y, es que, en la actualidad, los tratamientos disponibles están siendo frecuentemente denegados de la cobertura médica en los Estados Unidos. En España, el sistema público de salud tampoco los cubre más allá de la diabetes.
Es por esto que Lilly y Novo Nordisk se encuentran afrontando una batalla para lograr que aseguradoras públicas y privadas financien sus medicamentos para la obesidad. El argumento es claro: el exceso de peso, si no se trata, da lugar a una serie de complicaciones que pueden elevar la factura médica a futuro, por lo que es conveniente afrontar grandes costes en el presente con el fin de evitar que estos sean aún más grandes con el paso de los años.
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