De la esperanza suele decirse que es lo último que se pierde, y a menudo eso es otra forma de decir que tenerla es casi como creer en los milagros. Como la nueva película de Maria Sødahl demuestra, sin embargo, el humanísimo estado de ánimo que le da título también puede ilustrar una fortaleza para luchar y una negativa a tirar la toalla ante el futuro por mucha incertidumbre que este inspire. Conocemos a su protagonista, Anja (Andrea Brӕin Hovig), cuando visita a su doctor a causa de los dolores de cabeza y los mareos que sufre, y una resonancia magnética revela noticias terribles: el cáncer de pulmón del que se trató con éxito un año atrás ha reaparecido en forma de metástasis cerebral, justo ahora que su carrera como coreógrafa está en su mejor momento; y esta vez, casi seguro, acabará con su vida.
‘Hope’, pues, es cine sobre enfermedades terminales, pero su aproximación a tan trillado subgénero resulta excepcional. Mientras contempla cómo su protagonista pasa factura con su propia vida en busca de cierta catarsis, en efecto, la película evita explotar el drama en aras del sentimentalismo, y ello no impide que los momentos de pánico y frustración y rabia que plantea resulten rotundamente conmovedores.
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