1. Lideran para el bien común. No lideran para engrandecer su propio ego, su poder o su fortuna.
2. Dan la cara y asumen con entereza los retos, obligaciones y responsabilidades que les toca, sin correrse ni evadirlas, ni menos esconderse detrás del silencio, la ausencia o el misterio.
3. Hacen lo que prometen y cumplen con su palabra. Eso los hace confiables y predecibles.
4. No esperan que otros actúen o resuelvan por ellos. No se victimizan ni culpan a los demás por sus carencias, fallas o errores.
5. Los buenos líderes viven en coherencia con sus valores y lideran con su ejemplo. Se juegan por lo que creen y lo hacen con valentía.
6. Se preparan, estudian, aprenden y se mantienen vigentes. Se miden a sí mismos vía sus avances y logros reales, no por el tamaño de sus promesas o sus ilusiones.
7. Toman decisiones, por difíciles o duras que estas sean. Y lo hacen, aunque les resulten ‘costosas’ para su imagen, sus aliados o su bolsillo.
8. Los buenos líderes se hacen cargo de los problemas, causas o proyectos, y generalmente los sacan adelante. Actúan y resuelven, consiguen resultados, son efectivos y aportan valor.
9. Asumen riesgos y, sobre todo, asumen responsabilidad por las consecuencias de sus actos y decisiones, sin excusas ni justificaciones vacías.
10. Son honestos y auténticos, cuidan su marca personal, pero no dejan que ‘su imagen’ esconda la esencia de quienes son ellos verdaderamente.
11. El respeto intrínseco que tienen por las personas, sus realidades, diferencias y expectativas los hacen confiables. No son arrogantes, saben que ser líderes no los hace infalibles.
12. Tienen una visión clara de hacia dónde quieren llegar y la comunican, inspirando voluntades hacia un propósito común. Dejan huella, convocan pasiones e inspiran a muchos.
13. Se interesan genuinamente por su gente y se preocupan por hacerlos crecer, desarrollar y surgir. Sacan lo mejor de ellos y los llevan a lograr lo que ellos ni sabían que podían lograr.
14. Tienen energía y derrochan entusiasmo, lo que inspira y energiza a los demás. Son motivadores y tienden a ser cálidos a su manera. Saben dar aceptación y aprobación a su gente con generosidad.
15. Los buenos líderes contratan sin temor a personas y profesionales mejores que ellos mismos para lograr avances que impactan y benefician a quienes sirven como líder.
16. Saben que el liderazgo más difícil es el liderarse a uno mismo. Tienen la disciplina y dedicación que se requiere para lograr ser lo que se espera sea un buen líder.
17. Los buenos líderes protegen (o tratan de proteger) a su gente de peligros reales, pero igual los exponen a la realidad sin disfraces ni tapujos. Tienen el carácter, el valor y la garra para decir no cuando toca hacerlo, le pese a quien le pese.
Inés Temple es Presidente de LHH DBM Peru y LHH Chile
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