viernes, 1 de octubre de 2021

Cinema Paradiso: Nine perfect strangers / John-Henry Butterworth & David E. Kelley & Jonathan Levine


 y...un tranquilo, y lujoso resort, con nombre de medicamento: Tranquillum.




La serie Nine Perfect Strangers y el libro homónimo de Liane Moriarty que adapta a la televisión no se han inventado el uso de la psilocibina con fines terapéuticos ni la microdosificación de sustancias alucinógenas para pacientes con depresión. Ensayos clínicos recientes con psilocibina (una sustancia que se encuentra en los hongos alucinógenos), pariente farmacológico muy cercano al LSD (que tiene un largo historial de investigación), han demostrado que una sola sesión psicodélica guiada puede aliviar la depresión, permite ayudar a los alcohólicos y fumadores a deshacerse de un hábito de por vida (el fundador de Alcohólicos Anónimos comenzó su viaje a la sobriedad después de un viaje con una droga psicodélica en 1934), y puede ayudar a los pacientes con cáncer terminal a lidiar con la angustia ante la perspectiva de morir. Estos estudios los están llevando a cabo instituciones como la Universidad de Nueva York, la prestigiosa Johns Hopkins, la Universidad de California en Los Ángeles UCLA o el Imperial College de Londres, así que no son experimentos aislados de gurús del bienestar, aunque bien es cierto que todavía son estudios de un alcance limitado.

Mientras promocionaba Nine Perfect Strangers, Moriarty aseguraba que no se había inventado esa parte del tratamiento de Masha (no te hacemos spoiler del resto de sus técnicas, que irás descubriendo en los próximos capítulos). Hasta ahora ninguno de ellos ha realizado un estudio doble ciego sobre la psilocibina en el que en condiciones de laboratorio se administre el fármaco o el placebo de tal forma que ni el experimentador ni el sujeto sepan qué están consumiendo para probar si realmente tiene estos efectos beneficiosos. La psilocibina mientras tanto es ilegal en muchos países, como Estados Unidos, donde transcurre la trama de Nine Perfect Strangers, lo que sitúa a Masha y sus técnicas al margen de la ley (den o no den el consentimiento tácito sus clientes después de descubrir que habían comenzado a ser drogados sin su consentimiento).

La investigación más seria hasta ahora, aunque, de nuevo, limitada, para analizar el valor terapéutico de la psilocibina la llevaron a cabo psiquiatras de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y la Grossman School of Medicine de la NYU a lo largo de la pasada década y se publicó en el Journal of Psychopharmacology en 2016. Se trataba de un par de ensayos de fase 2 en los que se administró una sola dosis (alta) de psilocibina a pacientes con cáncer que sufrían depresión, ansiedad y miedo a la muerte o a la recurrencia de su enfermedad. Estos ensayos sí introducían un placebo (aunque no era doble ciego), analizaron solo la respuesta de 80 voluntarios que se embarcaron en un viaje psíquico que les enfrentó al miedo derivado de su enfermedad. El 80% de los pacientes con cáncer de Hopkins que recibieron psilocibina "mostraron reducciones clínicamente significativas en las medidas estándar de ansiedad y depresión, un efecto que duró al menos seis meses después de su sesión". Los resultados en la NYU fueron similares. El grado en el que los síntomas disminuyeron en ambos ensayos se correlacionó en las conclusiones del artículo con la intensidad de la "experiencia mística" sobre la que informaron los voluntarios después de los experimentos. Ver


 

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