viernes, 27 de agosto de 2021

Cinema Paradiso: Jhon Q / Nick Cassavetes



 

John Q. Archibald (Denzel Washington) es un hombre corriente que trabaja en una fábrica y se ocupa de su familia. Su mujer Denise (Kimberly Elise) y su hijo Michael (Daniel E. Smith) son todo su mundo. Pero, cuando su hijo cae gravemente enfermo y es preciso someterlo urgentemente a un trasplante de corazón, resulta que su seguro médico no cubre la operación.
 
 

Es bien sabido que, antes de postularse y salir elegida senadora por Nueva York, la señora Hillary Clinton fracasó estrepitosamente en la más inteligente de las políticas sociales que impulsó desde su curiosa posición de emperatriz-consorte: la ampliación del seguro médico a toda la población americana, un iceberg corporativo que pudo más en el Congreso que la justicia de los planteamientos de la otrora primera dama. Como si de una venganza vicario-ficcional se tratase, tenemos ahora en nuestras pantallas la respuesta, desde el progresismo, a ese fracaso, con imágenes de la ilustre dama incluidas: una película que narra la historia de un obrero negro (Denzel Washington), a quien una reducción de jornada laboral le bloquea, sibilinamente, su seguro médico, de manera que no puede hacer frente a una costosa operación de corazón a que deberá someterse su hijo pequeño, so pena de muerte a plazo fijo.Esta argucia argumental, unida a la drástica decisión que Washington toma para salvar a su retoño, sirve para que otro hijo ilustre, Nick Cassavetes, el vástago de John y Gena Rowlands, construya un tremebundo, aunque justo, alegato contra un estado de cosas que perjudica notablemente a los sectores menos favorecidos de la sociedad. Tremebundo, porque en su afán de discurso, nuestro hombre no se detiene en matices y hace converger dos lógicas discursivas que raramente funcionan bien juntas: por un lado, la denuncia realista de un estado de cosas; por el otro, la espectacularidad. De manera que la película avanza sin sutileza alguna, pegando brochazos que subrayan el sentido a diestra y siniestra, hasta dejar desarmado incluso al más firme partidario de la denuncia. 

Más telefilm que película rigurosa, John Q. será recordada en el futuro más que por su efectividad, por la oportunidad desaprovechada para ajustar las cuentas a un disparate social... del que tal vez nosotros no estemos tan lejos, para nuestra desgracia.

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