Guillermo Torres Muñoz fue un farmacéutico madrileño establecido en la calle San Bartolomé de la capital, que fabricó y comercializó un bicarbonato sódico que llevaba su nombre.
Como farmacéutico se estableció en la calle San Bartolomé de Madrid, esquina a San Marcos, una farmacia en cuyo sótano fabricó el bicarbonato sódico que lleva su nombre, y que es una variante del que en 1801 inventó el alemán Valent Rose. Dicha farmacia existió hasta 2007 en que se vendió el local y se transformó en una tienda.
No lejos, en el número 4-2º de la misma calle, tenía su residencia en 1900. Su hijo José y su nieto Felipe mantuvieron los laboratorios, que se reubicaron en Pinto.
En 1985 se vendieron a los laboratorios CIBA-GEIGY. Actualmente esta marca de bicarbonato la fabrican los laboratorios Novartis de Barcelona.
En 1927 los respaldos de los sillones de los aviones de Iberia ya anunciaban este producto. Esta marca de bicarbonato fue muy famosa en la década de 1950 y se anunciaba mucho tanto en radio como en prensa. También se conservan fotografías de sus anuncios en los escalones del metro de Madrid y en los autobuses.
En 1960 el bicarbonato TORRES MUÑOZ se registra como medicamenteo en la Inspección General de Farmacia, Sección de Resgistro Farmacéuticos. Fue en 1981 cuando recibió autorización legal para anunciarse.
El cartel de los años cincuenta, firmado por el artista Manolo Prieto, es de lo más ilustrativo. En él aparece representado un fakir rodeado por clavos, bombillas y cristales, quien introduce en su garganta, después de masticarlos, todos estos elementos gracias a que cuenta con el bicarbonato Tomás Muñoz, que protegerá a su estómago.
Conviene recordar que Manolo Prieto fue el ilustrador que dibujó el célebre “toro” de Osborne, silueteado en negro que adornó (y todavía lo hace) muchas colinas cercanas a las carreteras españolas.
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