España es el noveno país del mundo
en cuanto a presencia de URL maliciosas
relacionadas con la pandemia de Covid-19.
Es un mercado atractivo
para los ciberdelincuentes,
que camuflan sus actividades
detrás de supuestas informaciones
sobre la enfermedad
que ha sacudido el mundo.
Belén Diego / 01 jul 2020
Durante la pandemia de Covid-19, los equipos de seguridad informática han tenido que redoblar sus esfuerzos para impedir que los ataques de los ciberdelincuentes tuvieran éxito. Europol ha documentado un incremento de los ataques informáticos que, según la organización, tiene entre otras causas la creciente demanda de productos esenciales durante la crisis como elementos de protección -mascarillas, EPI, etc.- y ciertos productos farmacéuticos. Han sido tiempos en los que los propios profesionales sanitarios han estado expuestos a una tensión que les hacía más vulnerables a las tretas de los delincuentes. Un equipo especializado ha elaborado un informe a partir de sus observaciones de vigilancia en el marco de la crisis sanitaria. De acuerdo con este documento, España está en novena posición en todo el mundo en cuanto a presencia de URL maliciosas.
El sistema sanitario español resulta muy atractivo para los ciberdelincuentes. Proveedores de servicios sanitarios, compañías farmacéuticas, aseguradoras y centros sanitarios, entre otros, disponen de numerosos datos relacionados con la salud de las personas, y custodian información sobre el desarrollo de nuevos medicamentos, que de ser sustraída, podría afectar directamente al cuidado de los pacientes; a la privacidad de quienes participan en ensayos clínicos; a la propiedad industrial, o incluso al número de colegiado de un facultativo en disposición de prescribir medicamentos, según advierten los expertos en ciberseguridad.
La directora ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle, ha recordado que -en el marco de una crisis como la que vivimos- el cibercrimen es “particularmente peligroso y puede poner en peligro vidas”.
La unidad de ciberseguridad de Interpol (ENISA) ha detectado un incremento de los ataques de tipo ransomware en servicios sanitarios críticos.
Los criminales pueden inutilizar sistemas de información esenciales, dispositivos médicos, impedir a los equipos sanitarios acceder a información crucial, como las historias clínicas, y exigen dinero para que la organización recupere la normalidad.
Durante la crisis, ENISA ha proporcionado asesoría y apoyo técnico directo a las instituciones sanitarias que lo han solicitado con el propósito de proteger las vidas de los pacientes afectados y facilitar la recuperación operativa de los hospitales que han sufrido esta forma de chantaje con la mayor rapidez posible. En un comunicado reciente, los expertos de ENISA advertían que el cibercrimen se adapta al entorno, y que no es de extrañar que los criminales se hayan “subido al carro” de la pandemia.
El pishing, que se hace llegar a las víctimas potenciales mediante correos electrónicos, mensajes SMS, WhatsApp o soportes similares, es el modo de ataque más frecuente: por encima del 56%. Lo más buscado por los delincuentes es obtener datos de pacientes o del personal sanitario.(Más)
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