Cuando Fidel Castro intentó apropiarse del fármaco de moda contra el covid-19
Ha sido desde los años 80 la gran apuesta de la medicina cubana, pero ahora una empresa de Southampton (Reino Unido) se les ha adelantado dando una de las mejores noticias recientes
Tras varios ensayos clínicos para tratamientos contra el covid-19 con resultados decepcionantes, en la última semana ha aparecido un tímido pero esperanzador rayo de luz del lugar donde menos se esperaba. Además de las prometedoras noticias de la vacuna de Oxford, por primera vez un tratamiento parece marcar la diferencia en un ensayo clínico. El interferón alfa-2b ya había aparecido al comienzo de la pandemia, cuando en mitad de la oscuridad una miríada de tratamientos se ofrecieron como posibles soluciones ante el desconocido virus. Este en concreto contaba de antemano con una mochila de sospechas por su origen caribeño.
El médico cubano Luis Herrera, creador del Heberon Alfa R, primer medicamento que empleaba este compuesto antiviral, dio una serie de entrevistas en el ámbito latinoamericano promocionando las virtudes del interferón alfa-2b. “El nombre viene de que interfiere en la multiplicación del virus”, explicó a las cámaras de Telesur a mediados de marzo.
Hay que señalar que la OMS incluyó otro tipo de interferón, el beta, en su macroensayo internacional Solidarity, que puso a prueba los tratamientos que por entonces resultaban más prometedores: el remdesivir, la cloroquina o sus derivados y el antiviral lopinavir/ritonavir, combinado con interferón. Ninguno de estos tratamientos ha resultado definitivo y varias de estas líneas de investigación, como la cloroquina e hidroxicloroquina, se han abandonado.
El interferon alfa-2b parecía seguir el mismo destino. Pronto se vio envuelto en noticias del tipo “el tratamiento cubano que salva vidas en China y el mundo quiere ocultar”. Ya el 6 de febrero, el periódico 'Granma' hablaba de “resultados palpables en la cura de más de 1.500 pacientes”. Una vez los ‘fact-checkers’ entraron en juego y pincharon la burbuja, el nombre del fármaco dejó de leerse tan a menudo.
Sin embargo, ahora una nueva vuelta de tuerca ha colocado de nuevo al interferón alfa-2b en las primeras posiciones de la esperanza.
La semana pasada, una compañía británica llamada Synairgen reveló los primeros resultados de un ensayo clínico que está llevando a cabo. La posibilidad de que la enfermedad se agravara —hasta el punto de necesitar ventilación— en aquellos pacientes a los que se administró el interferón se redujo notablemente en comparación con aquellos que no lo tomaron.
"El ensayo doble ciego controlado con placebo de fase II SG016 reclutó a 101 pacientes de 9 hospitales en el Reino Unido entre el 30 de marzo y el 27 de mayo de 2020 y encontró que los pacientes que recibieron SNG001 tenían un riesgo 79% menor de desarrollar enfermedad grave en comparación con el placebo", dice la empresa en un comunicado. "Además, los pacientes que recibieron SNG001 tenían más del doble de probabilidades de recuperarse de covid-19 que los que recibieron placebo".
El compuesto se viene empleando con distintos tipos de cáncer por su capacidad de reducir la proliferación de células malignas. La clave aquí es que los científicos ingleses lo aplicaron nebulizado con un inhalador en lugar de administrarlo en comprimidos, supositorios, ungüento o gotas nasales como suele ser habitual. De esta forma el interferón alfa-2b llega a los pulmones y estimula una respuesta inmune directamente desde allí.
El remedio que llegó de Cuba
Básicamente, nuestras células producen interferón —de cuatro tipos, alfa, beta, gamma y omega— para incorporarlo en primera línea de defensa contra una amenaza. La idea detrás del tratamiento es, precisamente, aumentar el número de soldados en un organismo que se halla debilitado.
El biólogo molecular Charles Weissman fue el primero en secuenciar el interferón alfa-2b en 1980. Tras este descubrimiento, realizado en Zúrich, Fidel Castro puso a sus mejores hombres tras la pista del milagroso remedio por las implicaciones que podía tener contra el cáncer
Tras la secuenciación del interferón alfa-2b,
Fidel Castro puso a sus mejores hombres
tras la pista del milagroso remedio
Lo que sucedió a continuación es digno de una película. Seis científicos cubanos recorriendo el mundo, del hospital MD Anderson de Texas al laboratorio finlandés de Kari Cantell, otro de los padres de los interferones, que según dice en sus memorias cerró sus congeladores con llave ante el temor de que aquellos médicos le robaran su preciado medicamento. El rumor que corría entonces era que Fidel tenía cáncer y de ahí las prisas.
La primera obtención de leucocitos a partir de sangre humana en Cuba se logró en apenas cinco meses, y desde entonces toda la investigación con estos compuestos ha sido considerado una hazaña científica para la medicina cubana. La llegada del coronavirus SARS-CoV-2 reactivó las líneas de investigación del interferón... pero a nadie se le ocurrió nebulizarlo.
Precaución de momento
Tras esta pintoresca historia sobre el interferón alfa-2a, ahora viene el jarro de agua fría. En primer lugar, hay que tener en cuenta que los ingleses son tan entusiastas como los cubanos en lo que se refiere a anunciar medicamentos en desarrollo. El ensayo clínico aún no ha sido publicado en una revista científica y el bajo número de participantes (de los 101 solo la mitad usó el medicamento nebulizado) indica que conviene ser precavidos de momento.
Hay algunos estudios que apoyan la teoría, por ejemplo este en el que investigadores chinos emplearon gotas nasales de la sustancia y, evidentemente, estudios 'in vitro' aunque esos no revelan demasiado. La verdadera eficacia del interferón alfa-2b contra el covid-19 aún está por ver en un ensayo clínico más numeroso, aunque el mercado se ha impacientado y actualmente las acciones de la empresa —que tiene la patente de la versión nebulizada del producto— han subido de 36 a 224 libras en una semana. Esto es, un 522% de incremento.
Las acciones de la empresa —
que tiene la patente
de la versión nebulizada del producto—
han subido un 522% en una semana
Hay posibilidades reales de que el interferón alfa-2b, que está aprobado en su formato de inyección en multitud de países, se convierta a corto plazo en el fármaco más prometedor para esa fase de la enfermedad en la que la infección no es aún muy severa. Suiza lo vio nacer, Finlandia lo amamantó, Cuba lo crio y glosó sus hazañas durante toda su vida pero ahora una pequeña empresa de Southampton les puede ganar la carrera en la última curva.
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