La compra del grupo estadounidense Monsanto por 63.000 millones de dólares ha sido una de las peores operaciones de la historia de Bayer, que ha sufrido una caída imparable de sus acciones.
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Aspirina, medicamentos contra el cáncer, productos para potenciar el rendimiento de los cultivos: el grupo sanitario y agrícola Bayer, de 156 años de antigüedad, es una parte integral de la sociedad y la industria alemana. Incluso un equipo de fútbol lleva su nombre, el Bayer Leverkusen.
Sin embargo, Bayer es también ahora un ejemplo de cómo destruir valor para los accionistas.
El año pasado compró el grupo estadounidense de productos agroquímicos Monsanto por 63.000 millones de dólares. Teniendo en cuenta lo que ha caído su acción desde que propuso la compra hace tres años, ha sido una de las peores operaciones de la historia de la compañía.
Los tribunales estadounidenses han dictaminado que existe una relación entre el herbicida Roundup de Monsanto y el cáncer. Hay más de 18.000 casos judiciales pendientes -tres ya han sido juzgados-, y Bayer podría tener que pagar miles de millones de dólares en indemnizaciones. Su acción ha bajado más del 50% desde mediados de 2017 y su capitalización bursátil actual es de 52.000 millones de euros, menos de lo que pagó por Monsanto. En abril, los inversores expresaron claramente su enfado en la junta general de accionistas. La gran caída de la acción plantea las cuestiones de si Bayer cometió un gran error al comprar Monsanto y de si ahora tendría sentido dividir la empresa en dos entidades independientes, la agroquímica y la farmacéutica.
Pero en 2016 había una oleada de fusiones y adquisiciones en el sector agrícola y Bayer no quería quedarse al margen. Su opinión era que la combinación de la fortaleza de Monsanto en semillas y la experiencia de Bayer en herbicidas constituía una oportunidad de crecimiento. Las tierras aptas para cultivos son limitadas, por lo que la productividad agrícola tendría que aumentar un 60% en 2050 para poder alimentar a la población mundial, que se prevé que se incremente en 2.000 millones de habitantes en los próximos 30 años.
Teniendo en cuenta los precios pagados por otras adquisiciones, Bayer podría haber vendido su división agrícola a Monsanto por 40.000 millones de euros a principios de 2016, haber conseguido un beneficio y haber evitado el problema del Roundup. Si lo hubiera hecho así, Lex calcula que su acción habría tenido una rentabilidad total del 17% hasta ahora, según una estimación conservadora y del 50% según la más optimista. Pero debido a la compra de Monsanto, la rentabilidad ha sido negativa, del -40%, mientras que la del sector farmacéutico ha sido superior al 10%.
Sin embargo, en ese momento Bayer ni se planteaba vender su división agrícola, porque creía que podía aplicar sus conocimientos en el campo de la sanidad a la agricultura. Ésa fue la explicación oficial. Pero otros opinan que la compra de Monsanto fue una acción defensiva. La venta de la división agrícola habría provocado que el negocio de salud fuera vulnerable y objetivo de adquisición.
La operación no se sometió a una votación en una junta de accionistas y fue controvertida desde el principio. Las autoridades tardaron más de lo previsto en dar el visto bueno y los analistas opinaron que el precio de 128 dólares en efectivo por acción que pagó Bayer era demasiado alto (un 44% mayor que el que tenía antes de que Bayer presentara su primera propuesta de compra por escrito en 2016). Además, los inversores habían comprado acciones de Bayer porque era una empresa del campo de la sanidad, mientras que Monsanto era una compañía pionera en los polémicos cultivos modificados genéticamente y estaba relacionada con el Agente Naranja, un herbicida utilizado por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam.
¿Deberían los directivos de Bayer haber previsto los problemas legales en EEUU? En 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (COMS) encontró pruebas de que el glifosato, el principio activo del Roundup, era cancerígeno. Pero según un análisis realizado por el bufete Linklaters encargado por Bayer, "las oportunidades derivadas de la adquisición tenían claramente más peso que los posibles riesgos del glifosato".
Los consumidores europeos, especialmente los alemanes, estaban en contra de los cultivos modificados genéticamente. Pero Bayer creía que la opinión pública estaba cambiando. En junio de 2016, más de 100 ganadores del Premio Nobel escribieron una carta a Greenpeace en la que le instaban a no oponerse a los avances biotecnológicos que, según ellos, prevenían enfermedades y eran beneficiosos para el medio ambiente. Pero los pleitos por el Roundup afectaron a la reputación de Monsanto y, como consecuencia, a la de Bayer.
La caída de la acción de Bayer se debe a que los inversores han valorado el coste de los litigios estadounidenses en decenas de miles de millones de dólares. Pero los acuerdos de casos judiciales anteriores sugieren que la cantidad podría ser mucho más baja. En 2007, Merck pagó 4.850 millones de dólares por las demandas de que su analgésico Vioxx causaba ataques al corazón e ictus.
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Y a principios de este año Bayer y Johnson & Johnson pagaron 775 millones de dólares por las demandas de que su anticoagulante Xarelto causaba hemorragias peligrosas.
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Bayer y J&J $775 million settlement/finiquito.
De hecho, en el caso sobre el Roundup más costoso hasta ahora, finalizado en julio, un juez californiano redujo la indemnización por daños y perjuicios de 2.000 millones a 87 millones de dólares.
"Si Bayer tiene que pagar entre 5.000 millones y 10.000 millones de dólares, la compra de Monsanto aún podría ser rentable. Pero si tiene que pagar mucho más de 10.000 millones, la compra sería perjudicial", señala Markus Manns, gestor de carteras de Union Investment en Fráncfort, empresa que tiene una pequeña participación en Bayer.(Más)
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