martes, 20 de agosto de 2019
Creatividad: Canción del verano
Mayte Orozco es psicóloga sanitaria y autora entre otros libros de Psicología y música (Ed. Grupo 5).
«La canción del verano es una herramienta para eliminar el estrés», explica.
«Es una música simple y simpática que nos ayuda a desconectar del mundo del invierno, que es el de los problemas. Funciona como una válvula de escape, como una medicina contra el estrés».
En resumen:
Más King Africa y menos Lexatin.
Cristina Cuenca es doctora en Sociología y hace una defensa entusiasta de la canción del verano por su capacidad vertebradora.
«Tiene una función social integradora, es algo en lo que nos reconocemos en un momento dado», dice.
«En verano sentimos la necesidad de desconectar y de evadirnos, y todo lo que suponga hacerte sentir distinto te va a atraer, por eso imperan los productos de cultura basura y es más fácil estar enterado de lo que sucede en Sálvame que en la política»,
explica esta profesora de la Facultad de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, que recalca que salir de la rutina y salir de uno mismo durante un mes o dos es necesario para mantener la rutina de todo el año.
La canción del verano es también positiva para la propia salud del cerebro. «Y del cerebelo», apostilla el doctor Manuel Arias, portavoz de la Sociedad Española de Neurología.
«La música se percibe, se procesa y se vive en el cerebro, y siempre tiene un efecto positivo sobre él, da igual el tipo de música que sea. Se ha demostrado que permite el desarrollo de ciertas zonas del cerebro y del cerebelo, aumentando su plasticidad, y que refuerza las emociones, nos conecta mejor con el mundo de las emociones», subraya.
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