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Juan Marqués
Tanto los laboratorios como las propias agencias reguladoras se encuentran desbordados ante la carrera de obstáculos normativos y
comerciales que tienen por delante y la incertidumbre de no disponer de un
marco legal de actuación futuro. El primer problema es administrativo.
La
EFPIA, la patronal europea de la industria farmacéutica innovadora, calcula
que las compañías radicadas en el Reino Unido tienen la autorización de
comercialización en la UE de cerca de 2.400 medicamentos, unas licencias
que deberán transferirse a otro Estado miembro si quieren que los productos
sigan siendo distribuidos en la Unión.
14.000 millones de euros al año
Los intercambios comerciales son además millonarios. El Reino Unido
exporta 45 millones de envases farmacéuticos cada mes a la Unión
Europea por un valor de 14.000 millones de euros al año e importa del
bloque comunitario 37 millones de envases mensuales que tienen un
valor anual de mercado de 9.000 millones de euros.
Pero más allá de las relaciones comerciales, preocupan los pacientes
porque los medicamentos no son mercancía cualquiera. Y es que, en el
caso de una salida abrupta de la Unión, sin acuerdo, podría ponerse en
riesgo el acceso de los pacientes a medicamentos tan básicos como
radiofármacos, ya que los titulares de las autorizaciones de
comercialización tienen que estar instalados en algún Estado miembro,
como bien ha recordado la directora del Departamento Internacional de
Farmaindustria, Iciar Sanz de Madrid, durante una reciente jornada.
“Asegurar el máximo nivel de cooperación y de convergencia
regulatoria con el Reino Unido es esencial para evitar que la salida de
este país de la Unión Europea pueda generar problemas de acceso a los
medicamentos, distorsiones de la cadena de suministro a ambos lados
del Canal de la Mancha u obstáculos a la I+D de los nuevos fármacos,
entre otros riesgos”, advierten desde Farmaindustria.
Y es que “es muy importante evitar una eventual desconexión abrupta
del Reino Unido de la Unión Europea, sin acuerdo comercial ni periodo
transitorio, ya que podría derivar en una situación de caos regulatorio que
no beneficiaría ni a la investigación, desarrollo, fabricación, distribución y
control de los nuevos medicamentos entre ambas partes ni al acceso de
los pacientes europeos a las innovaciones”, sostiene Iciar Sanz de
Madrid.
Hay que tener en cuenta que, sin acuerdo, las relaciones comerciales
entre la Unión y el Reino Unido estarían sometidas a las reglas de la
MERCADO ÚNICO
Organización Mundial del Comercio, es decir, todos los medicamentos
estarían sujetos a aranceles y serían retenidos en aduanas con sus demoras
de control. (Más)
miércoles, 5 de septiembre de 2018
Cuando el Brexit nos alcance...
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