Francia ha decidido desfinanciar los medicamentos contra la demencia.
España está desperdiciando un mínimo de 500 millones anuales en inútiles, inseguros y caros medicamentos contra la demencia y, en cambio, existe una exagerada carga (económica y vital) para las familias y cuidadoras.
Existe una importante crisis de innovación en este campo que la industria quiere solucionar disminuyendo las garantías científicas necesarias para introducir los nuevos medicamentos en el mercado.
Pero el ejemplo del cáncer pone en duda que este modelo sirva para algo más que producir ingentes ganancias económicas para las empresas.
Es el momento de cambiar el marco regulatorio de la innovación farmacológica en relación con las enfermedades neurodegenerativas, en particular, y las crónicas, en general.
Basta de falsas esperanzas y erróneas prioridades.
Basta de un modelo de innovación que va contra la innovación.
La demencia en general y el alzheimer en particular es una enfermedad terrible y muy prevalente entre nuestros ancianos.
Es desesperante observar como los seres más queridos, nuestros mayores, van perdiendo facultades, primero cognitivas y después físicas.
La enfermedad afecta a quien la sufre directamente, el paciente, pero también a quien cuida y atiende, es decir, a la familia.
El daño a los cuidadores no solo aparece en forma de problemas psicofísicos (ansiedad, depresión, dolores osteomusculares, etc..), sociofamiliares (aislamiento social, problemas de pareja y familiares etc..) o laborales (dificultad para conciliar actividad laboral y cuidados) sino también económicos (más de 31.000€ euros al año por término medio, asumidos en su mayor parte por la propia familia).
Por tanto, es un gigantesco problema socio-sanitario que está haciendo sufrir cada día a más de 6 millones de personas, entre enfermos y familiares. La dimensión es terrible: afecta al 7% de los mayores de 65 años y hasta al 50% de los de más de 80 años. Son 1,5 millones de enfermos. Estas cifras se van a duplicar en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población.
Ver:
Más de 85 medicamentos para el Alzheimer...
Pfizer "se olvida" del Alzheimer...
Alzheimer: Unos que vienen, Pfizer que se vá. La I+D sigue igual...
En los últimos catorce años, solo tres medicamentos han sido aprobados para la enfermedad de Alzheimer; más de 100 nuevos medicamentos han sido suspendido en las fases de desarrollo debido a su ineficacia. Intentar desarrollar fármacos para la enfermedad de Alzheimer es hoy en día uno de los peores riesgos en los que puede incurrir una compañía farmacéutica y varias han anunciado que dejan la investigación en enfermedades neurodegenerativas. Está claro que el conocimiento básico de la enfermedad, la comprensión de los mecanismos fisiopatológicos implicados, falla. Es decir, la teoría que se está utilizando para diseñar los fármacos, la amiloide, es incorrecta o, cuanto menos, muy insuficiente.
Las compañías ya están pidiendo que se relajen los requisitos para a aprobación de nuevos fármacos. Quieren que la investigación y comercialización de los fármacos contra en alzheimer tenga el mismo paradigma que el del cáncer (licencias adaptativas y aprobaciones aceleradas). Sería un grave error. Ya hemos criticado en Nogracias las licencias adaptativas:
“Se busca “un acceso temprano” y rápido para los nuevos tratamientos, con menos inversiones económicas, con la finalidad de asegurar unos mayores ingresos para la industria farmacéutica: más predecibles y más seguros.
Unos ensayos clínicos más cortos, menos fiables, con menos participantes y más baratos.
Se trata de un intento de generalizar un modelo “bajo coste” mediante aprobaciones “prematuras” para los nuevos medicamentos, modificando a la baja las ya débiles exigencias de evidencias empírico-experimentales y de control externo del actual sistema de evaluación de los nuevos productos biomédicos.”(...)
Unos ensayos clínicos más cortos, menos fiables, con menos participantes y más baratos.
Se trata de un intento de generalizar un modelo “bajo coste” mediante aprobaciones “prematuras” para los nuevos medicamentos, modificando a la baja las ya débiles exigencias de evidencias empírico-experimentales y de control externo del actual sistema de evaluación de los nuevos productos biomédicos.”(...)
Ninguno de los medicamentos disponibles en 2018 ofrece ninguna mejora duradera.
Estas drogas excluidas incluso aceleran la muerte en algunos casos.
Es justo que se des-financien.
Es justo que se des-financien.
El siguiente paso lógico sería retirarlos del mercado en Francia y en toda Europa.”
Basta de falsas esperanzas y de erróneas prioridades:
“Estos pacientes y sus cuidadores necesitan principalmente asistencia práctica y apoyo, no medicamentos: ayuda práctica con las tareas diarias, actividades de estimulación cognitiva para los pacientes, apoyo psicológico para los cuidadores, descanso temporal o duradero para los miembros de la familia.
Lo menos que la sociedad puede hacer ahora es utilizar el dinero que se desperdiciaba anteriormente en el reembolso de estos medicamentos para financiar iniciativas de este tipo.”
CONCLUSIONES
(1) La investigación contra el alzheimer no avanza debido a la complejidad de la enfermedad pero también a las limitaciones que el actual modelo de innovación establece a la cooperación y a la investigación de largo alcance.
(2) Rebajar los estándares científicos en la investigación contra el alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas solo producirá más medicamentos inútiles y más desperdicio económico. La solución no pasa por tener peor investigación sino mejor.
(3) Los gobiernos tienen la obligación de establecer un marco de innovación que supera las limitaciones del actual basado en la explotación comercial de la exclusiva que otorgan las patentes y que supone un claro freno a la cooperación y a la apuesta por el medio y largo plazo de las compañías. Además, se trata de una clara oportunidad para fomentar la investigación pública.
(4) Los gobiernos tienen la obligación de dejar de desperdiciar fondos en caros, inseguros e inútiles medicamentos y redirigir esos recursos a las intervenciones que se han mostrado efectivas y que son claramente sociales y de apoyo a los cuidados.
Gracias a NO gracias
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