viernes, 17 de agosto de 2018

Cinema Paradiso: El paciente inglés / Anthony Minghella


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 “Nuestros cuerpos son los países de este mundo y no las fronteras que aparecen en los mapas con los nombres de hombres poderosos.”
El paciente inglés es una de las grandes películas románticas no ya sólo de los últimos años, sino de toda la historia del cine. El trágico amor entre el conde Laszlo de Almásy (interpretado por Ralph Fiennes) y el personaje encarnado por Kristin Scott Thomas sigue conmoviendo a los espectadores más de veinte años después de su estreno.

El paciente inglés está basada en una novela original del escritor Michael Ondaatje. Al director Anthony Minghella le gustó tanto la historia que no pudo evitar adaptarla a la gran pantalla. Los derechos cinematográficos los tenía el productor Saul Zaentz y, entre los dos, después de cuatro años de trabajo, consiguieron dar al film ese aire de gran cine clásico, al estilo de David Lean, que tiene toda la película.

Minghella quería reflejar cómo el amor sobrevive en medio de un conflicto bélico, y cómo a veces, por culpa de ese mismo amor, uno puede volverse sordo y ciego, comportarse como un canalla o ser un traidor.

En El paciente inglés hay continuos flashbacks. Se cuenta la historia del romance antes de la guerra y su desenlace, una vez terminada la contienda. Minghella se pasó diez meses en la sala de montaje para dotar a la película del ritmo necesario, y que todo pareciera relatado en presente continuo.

Gran parte de su mérito reside en los actores: los mencionados Ralph Fiennes y Kristin Scott Thomas, Willem Dafoe y, sobre todo, Juliette Binoche, la única del reparto que ganó el Oscar. Binoche se mostró muy sorprendida por ganar un premio que pensó que iría a parar a otra de las nominadas, Lauren Bacall.

La actriz francesa interpreta a una enfermera que intenta cuidar a ese misterioso hombre quemado al que le quedan pocos días de vida y que desea cicatrizar sus propias heridas sentimentales. A su lado hay otro hombre al que le han amputado los pulgares, y un soldado sij experto en explosivos. Todos estos personajes, reunidos en un monasterio italiano, recomponen el pasado de ese paciente inglés. De fondo, la banda sonora de Gabriel Yared, que también fue premiada con un Oscar y que contribuye a que el film de Minghella sea una de esas películas difíciles de olvidar. Elio Castro


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