La pasión de Juán Benet por la farmacopea
está "documentada...":
"Era, por ejemplo, la alegría de las tiendas, no tanto por sus considerables dispendios cuanto por sus peticiones y sugerencias teñidas de broma.
La última vez que lo acompañé fue a una farmacia: buscaba unas grageas contra un ataque hepático, que recordaba haber tomado antes envasadas en frasco; ahora, en cambio, venían en sobre.
"¿Y está usted seguro. de que no le queda ningún frasco antiguo?", preguntaba.
Y aún insistía tras la negativa respuesta:
"¿Y no le sobra a usted algún frasco vacío de otro producto para que podamos meter estas dentro?".
Luego se mostró satisfecho del nombre del medicamento: "Hepadigest", decía, "yo creo que esto me pone nuevo" mientras se deleitaba no poco con la prosa farmacéutica.
Javier Marías/ Se va de viaje, EL PAÍS, 6.1.1993
Son bien conocidos
del aceite de oliva y sus "derivados".
Pero, en este caso,
el "beneficio terapéutico" se disfraza,
se presenta en forma de sintagma...
Ahora que, a 25 años de su muerte,
Juán Benet pervive en "Región"
y en la memoria de todos sus devotos...
El decimoctavo y último capítulo de "En el estado", una de las novelas más peculiares de Juan Benet, lleva por título «Fármaco con olor a vid».
Es un encabezamiento francamente llamativo, puesto que no hay en todo el texto pócima alguna que desprenda los aromas propios de los viñedos. A veces hay que jugar un poco para desentrañar determinadas claves.
El profesor Francisco García Pérez lo hizo en su momento y dio con la solución del jeroglífico, que expuso en su libro "Una meditación sobre Juan Benet", agotado sin que nadie hasta la fecha se haya planteado la necesidad de acometer una necesaria reedición: las letras que componen el sintagma «Fármaco con olor a vid», debidamente trastocadas, dan como fruto un enunciado tan explícito como retórico, «Cómo olvidar a Franco».
Benet había publicado esas novela en 1977, dos años después de muerto el dictador, y la cuestión era pertinente. (Más)
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