"Un grupo de mujeres
repartía Malox (líquido antiácido)
a quienes estaban en la autopista,
para «mitigar» el efecto de los gases."
Diego Santander/ElMundo Caracas
No cuesta mucho reconocerlos. Son muy jóvenes, casi niños. La primera vez que los vi, hace ya un mes en las protestas caraqueñas, a la vanguardia de una muchedumbre que caminaba hacia el Oeste, me vino a la mente un ballet. Corrían, se inclinaban, proyectaban los brazos en un gran arco y volvían a correr. Una danza rodeada de humo y coreada por miles de voces cargadas de todo tipo de improperios.
Son adolescentes de ambos sexos, resteados con una lucha asimétrica de tanquetas contra piedras, de lacrimógenas contra franelas, de máscaras antigases contra rostros pintarrajeados de blanco con un engrudo de Maalox.
Ver:
Técnicas para combatir los gases lacrimógenos
Fueron los griegos a principios de 2011, luego de meses de protestas provocadas por medidas extremas de austeridad que comenzaron a utilizar el conocido medicamento Maalox reducido con agua en un 50% como antídoto al polvillo ácido emanado de las bombas lacrimógenas comúnmente utilizadas en el combate de disturbios callejeros.
Ver:
"Maalox is a must." frente a bombas lacrimógenas...
El caso venezolano, sin embargo, va mucho más allá. Los cara de Maalox son hijos de una clase media venida a menos, con muy pocas salidas de futuro en Venezuela, llenos de una frustración que los hace peligrosamente valientes, porque los han dejado sin nada, solo les queda la vida, que la asumen como una ficha más en esta ruleta rusa. Los he escuchado retar con severidad a la Guardia Nacional en esas pequeñas treguas que da la batalla:
Mátame!! ¡Yo al menos tengo una mamá que va a llorar por mí…a ti ya nadie te quiere por asesino!! (Más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario