"¿Qué utilidad tiene un mensaje
que no es comprensible
para sus destinatarios?"
Los fabricantes de medicamentos tienen el deber de
proporcionar a los consumidores información correcta sobre su uso. Está
recogida en el prospecto que, según la normativa vigente debe ser legible y
comprensible para el paciente.
Hace años en la Escuela Andaluza de Salud Pública analizamos
los 30 medicamentos más consumidos y los 30 que más gasto habían generado, calculando
su legibilidad gramatical. Lo sorprendente fue que solo cinco documentos
alcanzaban un índice aceptable, mientras que dieciocho tuvieron una puntuación
de cero. En otro estudio, entre los 100 más recetados en España, solo había uno
que tuviera un texto informativo entendible por los pacientes.
Por tanto, los datos obtenidos nos revelaban una baja legibilidad
lingüística y gramatical de los prospectos analizados, con tendencia a usar
frases y palabras largas y complejas,
Ver:
Ver:
Inserto/Prospectos: El problema es que le FDA no nos lee...
letra minúscula para muchas personas mayores o un lenguaje muy técnico, lo que incumplía las indicaciones de la normativa vigente.
Ver:
Prospectos de los medicamentos: Advierten sobre problemas derivados de la mala lectura...
Todo esto nos acerca a que muchos documentos que se escriben para ser leídos y entendidos por los pacientes utilizan muchas veces un lenguaje distante de las necesidades reales de sus destinatarios. En definitiva, escribir fácil es difícil. Y nos preguntamos: ¿Qué utilidad tiene un mensaje que no es comprensible para sus destinatarios? Aunque no lo parezca, los prospectos de los medicamentos no están redactados para los profesionales sanitarios, sino para los enfermos. Sin embargo, resulta arduo encontrar un ejemplo más claro de desencuentro entre el mensaje y su destinatario.
Y además, que el documento sea poco inteligible facilita que el paciente no cumpla el tratamiento y por tanto no logre el éxito para su salud. Para mejorar sería bueno que tuvieran una información clara y ordenada, que el lenguaje fuera más coloquial y con expresiones más sencillas, remarcando los beneficios que aporta el tratamiento, reflejando en porcentajes la incidencia de efectos secundarios, destacando en negrita los aspectos de mayor interés y con una mayor claridad en el apartado de pautas de administración. Asimismo, los datos que aparecen deberían ser ampliados mediante otros canales de fácil acceso para los pacientes, como un número de teléfono o una página web de Internet.(Más)
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