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Primer Blog "específico" de Marketing Farmacéutico para países de habla hispana.
"Alrededor del 95 por ciento de los individuos expuestos a Mycobacterium leprae no desarrolla la enfermedad porque su sistema inmunitario combate la infección. En aquellos que sí lo hacen, la infección puede ser de carácter leve (lepra tuberculoide) o grave (lepra lepromatosa). La forma leve, es decir, la lepra tuberculoide, no es contagiosa." (Ver)
De la peli dijeron:"Puesto el foco en la inyección letal que reciben los condenados a muerte en EE UU, Reprieve descubrió que el pentothal, el inductor a la anestesia que se utiliza antes de la inyección definitiva, proviene en su totalidad del laboratorio británico Hospira. El pentothal ha dejado paso en los hospitales a anestésicos más modernos. De ahí que solo algunos laboratorios lo sigan fabricando. El caso es que, una vez desvelado este dato, la presión ciudadana ha logrado la decisión de Hospira de cancelar la fabricación del pentothal que forma, por ley, parte del cóctel mortal que aplica Estados Unidos a sus condenados a muerte.
Tras la decisión de Hospira, el Gobierno británico ha prohibido a sus empresas que suministren el pentothal a las prisiones estadounidenses y, a renglón seguido, el Ejecutivo alemán se ha subido al carro llamando a las farmacéuticas de su país que elaboran este componente a desoír peticiones similares.
Y así es como una pequeña iniciativa está obteniendo mayor éxito que la ONU en su reiterada petición de firmar una moratoria mundial contra la pena de muerte. Aunque -todo hay que decirlo- EE UU y su sofisticado método de suplir a la silla eléctrica es una muy pequeña parte del problema. En China, donde se registran el 80% de las ejecuciones, en Irán o en Pakistán las ejecuciones son más crueles y burdas. Pero otro no desdeñable logro de Reprieve ha sido el de enfrentar al mundo con su propia paradoja de infligir el peor de los daños con un fármaco que fue inicialmente diseñado para colmar el sueño de un mundo sin dolor."
VerChina proudly proclaims that roughly 10,000 organ transplants take place annually in its clinics. However because of Chinese culture, there are few voluntary organ donations from the population. Where do all the transplanted organs come from? At the end of 2008, the Chinese vice health minister admitted in a medical journal that more than 90 percent of all transplanted organs come from executed prisoners. The World Medical Association and other international organizations unanimously oppose the transplantation of prisoner organs on ethical grounds. Even when a prisoner supposedly consents to an organ donation, such consent while imprisoned cannot be considered of one’s own free will. The drug Cell Cept, from the Roche pharmaceutical firm, prevents the rejection of transplanted organs. Roche markets the drug in China despite the country’s unethical transplantation practices. The company has even been producing Cell Cept in China for several years. Furthermore, Roche is currently studying the drug’s effects in two studies with some 300 transplanted organs in Chinese clinics. Roche claims to have no information regarding the origins of the transplanted organs. The firm must therefore immediately halt these studies since it cannot ensure that none of the organs come from prisoners.
In 2003, the Patent Office in Chennai (formerly Madras), India, awarded temporary exclusive marketing rights (EMR) for the commercialization of the cancer drug Imatinib Mesylate (Glivec®) to the Swiss pharmaceutical company Novartis. This led to a halt in production of generic equivalents in India. Since generic versions costing one-tenth as much as Glivec® could no longer be sold, thousands of patients worldwide lost access to an affordable drug that delays the advancement of leukemia.
In January 2006, owing to a protest by the Cancer Patients Aid Association (CPAA), the Chennai Patent Office denied Novartis patent application for Glivec®, and at the same time canceled the EMR. The production of generics could therefore restart. Novartis opposes the decision, and is doing everything it can to regain the EMR.
L’objet n’était pourtant pas bien méchant. Fabriqué laborieusement à partir d’intestins d’animaux et réservé aux libertins, il se popularisera grâce au caoutchouc : de la gaine malcommode utilisée par quelques prostituées et leurs clients, il devient en moins d’un siècle une « seconde peau » destinée à tous. Autrefois dissimulé dans de petits bouquets de violettes, des boîtes de chocolats, ou envoyé discrètement « sous pli », on le trouve désormais en distributeur dans les lieux publics. Hélas, s’il est un auxiliaire précieux pour combattre la maladie, il reste trop onéreux pour une majorité de gens.
Cette Histoire du préservatif n’est pas linéaire. Elle avance au gré de l’évolution des mentalités, des découvertes scientifiques et des techniques nouvelles. Fil conducteur ténu, l’aventure en pointillé de cette petite pièce de latex se mêle à celle de ses utilisateurs, de ses détracteurs et de ses fabricants, de l’échoppe du tripier d’autrefois à la multinationale du XXIe siècle. (Ver)
“Dum loquimur,
fugerit in vida aetas:
CARPE DIEM
quam minimum credula postero”
“Mientras hablamos,
habrá huido celosa la edad:
goza a bocados del momento,
confía lo menos posible
en el mañana”