Los profesionales de la salud temen el impacto del tijeretazo del Gobierno. No sólo por el grave peligro que corren alrededor de 8.000 boticas, como aventuran los principales representantes de los farmacéuticos. Ni por los 20.000 empleos que podrían destruirse en el entorno de los laboratorios que operan en España –alrededor de 5.000 directos y cerca de 15.000 indirectos–, como pronostica Farmaindustria, la patronal que los representa. Poco a poco, el descuento que el Ejecutivo ha empezado a aplicar a los laboratorios por los medicamentos innovadores que comercializa, y el decreto de hace un mes y medio que castigaba también tanto a los fármacos que han perdido la patente como a los fabricantes de especialidades genéricas, están encontrando traslación en numerosas compañías.
Asustados ante la brutal intensidad del recorte, sus directivos han empezado a echar cuentas y a reajustar sobre la marcha los presupuestos de este mismo año. El objetivo es adaptarse a una situación inédita en la historia sanitaria española, pues nunca el sector sufrió semejante recorte.
Varias compañías –alguna de ellas en Cataluña– contemplan seriamente la posibilidad de poner el cartel de cerrado a sus históricas plantas de producción. Otras –entre ellas alguna multinacional– barajan olvidar su actividad de I+D+i en España y trasladarla en bloque, investigadores y recursos incluidos, a otros países más benévolos con la innovación.
Reducir gastos
Antes de ejecutar decisiones tan drásticas, la mayoría opta primero por reducir al máximo sus gastos para equilibrar en la medida de lo posible sus balances y sus cuentas de resultados. Uno de los lugares en los que están poniendo sus miras las empresas que se dedican a la industria biomédica en nuestro país es en el patrocinio de actos, eventos y congresos de carácter científico. Fuentes de los laboratorios aseguran a LA RAZÓN que el tijeretazo va a marcar un antes y un después en este ámbito, y que a partir de ahora va a ser muy raro ver reuniones multitudinarias de médicos en hoteles y palacios de congresos de la geografía española o del extranjero, tan clásicas en las épocas de vacas gordas.
En este sentido, aseguran, las invitaciones han empezado a ser ya mucho más reducidas y modestas, como también comienza a serlo el mecenazgo de publicaciones científicas de carácter especializado, y la elaboración y difusión de manuales sobre diversas patologías. La formación médica, que en la actualidad corre a cargo casi de forma exclusiva de la industria farmacéutica en el Sistema Nacional de Salud, sería así una de las primeras víctimas colaterales del recorte del Gobierno, con el agravante de que no existe un sistema público paralelo para el reciclaje de los facultativos.
martes, 15 de junio de 2010
El "tijeretazo" y los Congresos...
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