
El comercial fue vetado por "sexista e irrespetuoso" ya que, según algunas asociaciones de consumidores y por la Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres, presenta a las mujeres como objetos sensuales.
El Grupo Schincariol, dueño de la marca Devassa, se defiende argumentando que la grabación publicitaria "no ofende en ningún aspecto cualquier norma u orientación" del organismo de autorregulación.




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