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Nuestra glasnost no ha sido impulsada desde las oficinas y los ministerios, sino que ha surgido en los teléfonos móviles, con las cámaras digitales y las memorias extraíbles. El mismo mercado negro que nos ha abastecido de leche en polvo o detergente, ahora ofrece conexiones ilegales a Internet y programas televisivos que llegan a través de las prohibidas antenas parabólicas.
De esa manera hemos sabido de los sucesos ocurridos en Venezuela durante la pasada semana...
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El caudal de informaciones se ha quintuplicado, aunque eso no obedezca a una decisión gubernamental de proveernos de mayores referencias, sino al desarrollo tecnológico, que nos ha permitido saltarnos los cintillos triunfalistas y los noticiarios vacíos de contenido. Cada vez dependemos menos de la papilla masticada e ideologizada de los telediarios....
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La pantalla de un Nokia o un Motorola, la brillante superficie de un Cd o el minúsculo cuerpecito de una memoria flash, hacen jirones nuestra desinformación. Al otro lado de ese velo de omisiones y falsedades –creado durante décadas- hay una extensión desconocida y nueva, que nos asusta y nos atrae.
Ver...
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