Los biogenéricos, también conocidos como biosimilares o derivados de proteínas, van a estar en el centro de la próxima gran batalla entre la industria de los medicamentos de marca y la industria de genéricos. Las terapias con productos biológicos como la epoetina están generando mucho dinero para las multinacionales farmacéuticas.
Hay otra serie de factores que contribuyen a que el tema de los biogenéricos esté de moda en este momento: a medida que las patentes para algunos de los tratamientos a base de proteínas recombinantes van caducando, la capacidad de las compañías de genéricos avanza lo suficiente para crear sus propias versiones de los productos que ya están fuera de patente. De manera simultánea, el elevado gasto en salud entre la población adulta mayor se está convirtiendo en una prioridad cada vez más urgente, tanto para los gobiernos como para los consumidores.
La inversión necesaria para hacer ensayos clínicos con biogenéricos será considerable. Las dificultades financieras que ha tenido GeneMedix -una de las compañías que se consideraban pioneras entre las de biogenéricos- ilustran la importancia de tener suficientes recursos económicos y experiencia en regulación.
Por estas razones, solo un puñado de las compañías de biogenéricos se espera que tengan la capacidad para influir en el mercado. Los cinco productores importantes serán Sandoz de Novartis, Teva, BioPartners, Ratiopharm (a través de su subsidiaria BioGenerix) y Stada (a través de Bioceuticals).
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