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La revista British Medical Journal acaba de hacer un anuncio alentador en tiempos de crisis: la felicidad se contagia. El método que han utilizado es tan interesante como la conclusión. Según han explicado Nicholas Christakis, profesor de sociología médica en Harvard, y James Fowler, politólogo de la Universidad de California, en su estudio le pidieron a 4.700 sujetos que valoraran con qué frecuencia la semana pasada: a) disfrutaron de la vida; b) fueron felices; c) se sintieron esperanzados sobre el futuro; y d) sintieron que eran tan buenos como otras personas. El 60% de las personas que dieron una puntuación alta a estas cuatro cuestiones fueron calificados como felices, mientras que el resto pasaron a la categoría de desdichados.
Los datos mostraron que si un contacto social directo (amigo, pareja, familia) es feliz, aumenta la probabilidad de que tú lo seas en un 15%. El amigo feliz de un amigo incrementa tus opciones de alcanzar la felicidad en un 9,8 por ciento. Incluso el amigo de la hermana de tu vecino puede proporcionarte un 5,6 por ciento de posibilidades. En definitiva, la felicidad se comporta como una enfermedad contagiosa.
Más datos: un amigo feliz que vive dentro de un radio de 0,8 kilómetros te da un 42 por ciento más de posibilidades de ser feliz. Si ese mismo amigo vive a 3,2 kilómetros de ti, su influencia disminuye un 22 por ciento. De modo similar, los hermanos felices te dan un 14 por ciento más de probabilidades de ser feliz, pero sólo si viven a menos de 1,6 kilómetros de ti.
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