Si no se permite a los ciudadanos instalar una farmacia, distribuir e importar medicamentos o invertir en su fabricación (aunque en un sector tan sensible las reglas generales las fije necesariamente el Estado), la pretendida reforma será tan sólo una fina tira de esparadrapo encima de un cráter.
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jueves, 11 de septiembre de 2008
Cuba: ¿fin de la crisis de las aspirinas?
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Plaza
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