sábado, 21 de junio de 2008

Product Placement (II) Cine/TV


No es probable que
BAYER y ELI LILLY,
tengan que ver con esto...





Pero...
Acá, por su marca, se mencionan:
VIAGRA, LIPITOR Y TYLENOL.


y, de pasada, con su nombre de genérico, METOPROLOL



Acá VIAGRA...(por su nombre...)


Años atrás Sandoz, en Brasil, "introdujo" en una famosa telenovela la "venta" del concepto de que es posible prevenir los síntomas del envejecimiento cerebral
si se diagnostican y medica a tiempo.
Un personaje secundario va al médico a contarle sus problemas.
En el consultorio, detrás del doctor, un poster que es la misma imagen con que en ese momento el laboratorio promocionaba Hydergina.
No sé que tanta haya sido la influencia de la campaña sobre las ventas del producto pero lo que si fué claro es que el personaje "protagonista de esa acción" pasó a tener más y más relevancia en la telenovela. Terminó casi de principal...




“El
product placement funciona mejor cuanto más se identifique el espectador con lo que está viendo. Como en cualquier otro tipo de publicidad, todo depende del gusto del público”, añade Tamara Martín. Pero en una película apta para todas las edades, ¿se puede anunciar, aunque sea solapadamente, cualquier cosa? Cuando Spiderman aterrizó sobre una camioneta que lucía un fastuoso logotipo de la cerveza Carlsberg llovieron las críticas: lo estaban viendo muchísimos niños. “Las series y películas reflejan nuestra vida cotidiana”, opina un responsable de marketing de Publimedia Gestión y Advanced Media que prefiere no identificarse. “Si en nuestra sociedad se consume alcohol y tabaco, estos productos seguirán siendo utilizados en las producciones. Es responsabilidad de los padres determinar qué deben o no ver sus hijos”.

David Lynch, cuando se le preguntó qué opinaba sobre el uso de product placement en el pasado Dallas International Film Festival, el, fue el más claro de todos:


“Es una mierda. ¡Una absoluta y jodida mierda!”.

HACIENDO ‘PRODUCT PLACEMENT’, PERO AL REVÉS

Ciertos cineastas no sólo no se bajan los pantalones, sino que parodian la publicidad encubierta mostrando marcas ficticias en sus películas. Pero, piruetas del destino, algunas saltan al mundo real.

La pésima opinión que David Lynch tiene sobre la publicidad encubierta quedó bien clara, pero hay otros directores de cine que prefieren criticar el sistema renunciando a las blasfemias y empleando el sentido del humor. Es frecuente encontrar chicles Chewless o cigarrillos Nails en las películas de Kevin Smith (Clerks, Mallrats), o cerveza Chango en las de Robert Rodríguez (Planet terror, Sin City), todas ellas marcas inventadas. Los estudios de animación Pixar, cuya primera película, Toy story, tuvo algunos de los ejemplos de product placement más justificados de la historia del cine, muestra a menudo la cadena de comida rápida imaginaria Pizza Planet en sus producciones. La serie Perdidos tiene tal vez una de las campañas promocionales encubiertas más bizarras al desarrollarse en una isla en la que absolutamente todo es marca Dharma. Todavía no se han sacado artículos reales a la venta, pero en Internet proliferan los usuarios que ofrecen etiquetas para decorar todo tipo de productos y sentirse como en la isla. Los Simpson, probablemente el mayor filón de merchandising de las últimas décadas, se lleva la palma al traer sus productos al mercado real. Para la promoción estadounidense de su largometraje, decenas de establecimientos 7-Eleven fueron convertidos durante un tiempo en Twik-e-Marks (badulaque en la versión española), poniendo a la venta los otrora artículos ficticios Buzz Cola o cereales Krusty. Pero tal vez el producto más curioso en saltar de la pantalla a las tiendas fue el champú Algo Pasa Con Mary, vendido durante un tiempo en la cadena americana Spencer’s Gift tras el boom de la película. “Los resultados surgirán naturalmente”, decían las instrucciones de uso.

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