El pasado 13 de junio hubiera cumplido 100 años.
Gonzalo Torrente Ballester hoy debe estar en Castroforte del Baralla.
Se rie de todos nosotros.
Nos espera...
"Castroforte del Baralla es una ciudad barroca, habitada por seres barrocos y tediosos que han dejado de hacer el amor. En ella ocurren hechos triviales dibujados en una bruma de palabrería fantástica. Sus habitantes son sombras etéreas que se pasean sin dejar rastro por la plaza de los Marinos Efesios, o discuten la eliminación de la estatua dedicada al héroe irlandés Ballantyne, enemigo de España, que sirvió en el ejército de Napoleón, o van a pescar lampreas al río Mendo, porque como casi todas las ciudades ficticias de la Península Ibérica Castroforte está atravesada por dos ríos: el Mendo y el Baralla.
En días de niebla, algunos vecinos veían cómo la ciudad se elevaba por los aires. Se pensó aprovechar esta particularidad con fines turísticos y convertirla en una fuente de ingresos para la población ya que los dos recursos tradicionales, la pesca de la lamprea y las visitas al Cuerpo Santo, habían descendido mucho en los últimos tiempos. Los vecinos elegidos, que misteriosamente llevaban las iniciales J.B., sopesaron la conveniencia y los inconvenientes que les podría acarrear tal prodigio y decidieron mantenerlo en secreto, a pesar de que el Cuerpo Santo había perdido todo interés turístico porque resultó siendo apócrifo, y además había sido robado de La Colegiata, y las lampreas, habituadas a comerse los cadáveres de los suicidas, habían huído del río al parecer porque a los habitantes les faltaba ánimo hasta para suicidarse, era una población de pusilánimes verborreicos.
Por otro lado, el alcalde se sentía tentado de derribar esa fantástica urbe aérea, incluída La Colegiata, para convertirla en una ciudad de edificios de apartamentos modernos.
Lo más inquietante que sucedió en Castroforte fue la celebración post mortem de un juicio contra cuatro vecinas llamadas todas ellas Lilaila. Se les acusaba de delitos de índole sexual. A la primera por matrimonio sacrílego, a la segunda por hacer uso solitario de un consolador de fabricación extranjera, a la tercera por adulterio y a la cuarta simplemente por puta."
-¿Sabe usted, me dijo de sopetón, que es probable que en este sótano haya tenido su escondrijo de alquimista el canónigo Balseyro? Es más antiguo que la casa, y perteneció a una finca de campo que, hasta hace pocos decenios, quedaba extramuros de la ciudad. El bisabuelo de mi suegro conservó el sótano y parte de los muros.
-¿Y todas estas redomas y alambiques los heredó con el sótano o forman parte de su utillaje de boticario?.
-A usted ¿qué le parece?
-Me parece que siempre ha habido un brujo en Castroforte.
-No brujo, claro. Esa es una palabra vulgar, y los que la usan no saben lo que quiere decir.
-El canónigo Balseyro tampoco lo fué, sino discípulo lejano de Paracelso, a lo que tengo entendido, y adepto, como yo, a la Ciencia Hermética. Aunque , claro, hemos seguido caminos bastante diferentes. El, buscando la Ciencia, llegó al Hermetismo; yo, partiendo de la Ciencia, me he detenido en él, pero le confieso que, si la Ciencia no me satisface, el Hermetismo empieza a fatigarme, porque tampoco me resuelve nada.
-Busca la Piedra Filosofal?
-Busco la palabra que destruya lo que el fiat creó, y la palabra que permita reconstruirlo luego, organizado de otra manera.
-Luego lo que usted busca es el verbo.
-Ni más ni menos, pero un verbo de doble filo, como una espada.
Gonzalo Torrente Ballester
La saga/fuga de J.B.
Ver tambien Un recuerdo a Torrente Ballester
2 comentarios:
Que grande Torrente, gracias por recordarlo.
Gracias por entrar José María. Gracias por compartir este sentimiento hacia Gonzalo Torrente.
Sigue con nosotros acá, sientete en tú casa. Toma, bebe y hasta rompe los vasos...
Siempre bienvenido.
Abrazo
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