viernes, 9 de diciembre de 2011
PERU: El cancer puede ser un gran negocio
Cualquiera corre ante la sola mención de la palabra, menos el Dr. Vallejos para el cual el cáncer ha sido más bien una curiosa bendición que le ha permitido ejercer la doble condición de alto funcionario público y única autoridad del cáncer en todo el país, y a la vez propietario de una cadena de empresas con las que el Vallejos privado le vende servicios al Vallejos Estatal. Aquí la historia.
Si el gobierno de Ollanta Humala quiere hacer frente a la corrupción tiene un caso muy evidente frente a sus ojos. Se trata del eterno jefe del INEN (Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas), Dr. Carlos Vallejos, que ya lleva tres gobiernos en el cargo sin que nadie pueda hacer nada contra él y que se dio el lujo de ocupar por poco más de dos años la cartera de Salud, hasta el escándalo de los petroaudios, donde aprovechó para fortalecer las posiciones de poder del puesto al que regresó inmediatamente después que salieron a luz las evidencias de que era parte de los visitantes de la suite del Hotel Country donde se hacían negocios con el dominicano Fortunato Canaán.
Pues bien, este sobreviviente increíble a presidentes, ministros y escándalos, se jacta ahora de tener contactos al más alto nivel también con el gobierno nacionalista, ya que su mujer sería modista de una importante dama del régimen actual. Y es que el doctor no puede tener más buena suerte. Desde el 2002 en que llegó al INEN, que no es solo el hospital de San Borja sino la rectoría de toda las políticas públicas en relación al cáncer, lo que extiende su influencia a todas las áreas de investigación, diagnóstico y tratamiento de esta grave enfermedad, lo que incluye las unidades oncológicas del MINSA y Essalud, a nivel nacional, el imperio oncológico privado de Vallejos, con su nave madrina, la aseguradora Oncosalud, no ha cesado de crecer.
Por si alguien no lo sabe, en el INEN de avenida Primavera hay un primer piso en el circulan diariamente miles de pacientes pobres y semipobres a la espera de un turno que siempre les llega demasiado tarde para lo que se requiere cuando se trata de cáncer, pero en la segunda planta hay una clínica de primer nivel para atención privada, que en principio era una fuente de ingresos para el hospital, pero cuyo nivel de ocupación por pacientes que son clientes de Oncosalud ya sobrepasa el 70% de las camas. Literalmente se ha convertido en una clínica de la aseguradora del director del hospital estatal. Obviamente para una persona que puede pagar un seguro es siempre una mejor opción que esta garantía le de acceso cuando lo necesite a un servicio a cargo de los mismos médicos, laboratorios y medicamentos del primer instituto de cáncer del país, pero sin las colas y dilaciones de los que van al área hospitalaria. El problema no son los contratantes sino el modo como se encadena el semimonopolio de las camas de la Clínica por una sola empresa, con la presencia del Dr. Vallejos en la dirección del hospital.
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Pero las gracias del Dr. Vallejos no acaban en su aseguradora y una red de proveedoras de servicios al INEN, que han cimentado la considerable fortuna personal y familiar del ex ministro, sino que llegan hasta un terreno aún más delicado que va desde el conflicto de interés hasta la falta al código de ética profesional que es burlado por este médico empresario sin mayor remordimiento. Nos referimos al caso de los Ensayo Clínicos de nuevos medicamentos en experimentación internacional que son contratados por otra empresa de Vallejos: Geco Perú (Grupo de Estudios Oncológicos del Perú), con entidades de Estados Unidos para la realización de pruebas en pacientes peruanos, a través del INEN.
En el año 2006, la ministra de Salud de Toledo, Pilar Mazzetti sacó una Ley sobre los llamados Ensayos Clínicos, que son aquellos que se realizan en personas “para determinar o confirmar los efectos clínicos-farmacológicos y/o demás efectos farmacodinámicos, detectar reacciones adversas, estudiar la absorción, distribución, metabolismo y eliminación de uno o varios productos en investigación, con el fin de determinar su eficacia y/o su seguridad” (Definiciones Médicas), que buscaba separar este delicado asunto de cualquier intervención con fines de lucro, poniendo al Estado como garante de su aplicación.
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Una investigación de lo sindicatos del INEN determinó que para un paquete de 139 pacientes cuyas historia clínicas fueron derivadas a Geco Perú para el cumplimiento del contrato privado que mantiene con ECOG (Eastern Cooperative Oncology Group) para la experimentación con drogas nuevas en fase de ensayo clínico, se cobró un monto promedio de dos mil dólares por persona captada y un total de 278 mil dólares, que no fueron al INEN sino a la entidad privada de propiedad del Dr. Vallejos y sus amigos, a pesar que se trataba de pacientes estatales y los medios usados fueron estatales.
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OPINIÓN de Raúl Wiener
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