
a) por el poder físico directo sobre su cuerpo, por ejemplo, cuando es encarcelado o muerto;
b) por las recompensas y los castigos utilizados como alicientes, por ejemplo, dando o retirando empleos;
c) por la influencia en la opinión, por ejemplo, la propaganda […].
La única diferencia es que en semejantes casos la acción se produce sin un intermediario mental que pueda llamarse opinión».
"El poder. Un nuevo análisis social"/Bertrand Russell
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