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Libreria Sant'Agostino/Roma
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Insatisfecho por este papel de telefonista diligente, Tabucchi introduce - en el club rígidamente institucionalizado de los "intelectuales"- la figura del escritor concebido como intelectual "esporádico" y "clandestino": socava así, cáusticamente, ese estereotipado icono que se supone sacerdotal o ejecutivo, acaso tolerablemente quejumbroso, pero en cualquier caso siempre doméstico y ornamental. Y reclama el derecho (y el deber) del escritor de indagar con su escritura en "lo que no se da a conocer".
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Antonio Tabucchi está considerado como uno de los mayores escritores del panorama internacional contemporáneo.
En la crítica que el peruano Fernando IWASAKI hace del libro sostiene (él, no Pereira) que:
"...este panfleto no tiene otro atractivo que agregar un título más a la biblioteca de Tabucchi, donde por cierto existen libros más afortunados.
Deseoso de tomar partido suscribo cuanto ha dicho Eco, y al respecto gloso unas lúcidas reflexiones de Nabokov: “Jamás admitiré que el oficio del escritor consista en mejorar la moral de su país, en señalar ideales elevados desde las enormes alturas de una tribuna callejera, en administrar los primeros auxilios escribiendo libros de segunda categoría”.
Entre la gastritis de Platón y la amigdalitis de Tarzán, prefiero la segunda.Pero esta será la próxima semana...
Puedes descargarlo...
Como corren las cosas en Francia con Sarkozy y la expulsión de gitanos...es bueno "entrar" en el libro...
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