viernes, 1 de enero de 1999

Guillermo Rendueles: La milonga de la persecución o…del “discreto encanto de la progresía”

"...la medicalización de la escucha del sufrimiento convierte el recuerdo traumático y sus repercusiones en un relato con un fomato clínico que distorsiona las biografías,..."
Guillermo Rendueles


Con cierto retraso llego al serial
“Arquitectura personal” /Guillermo Rendueles/Psiquiatra/ y 2

De él extraigo textos que llaman al (mi) desconcierto…

“Al acabar la carrera (en 1970…establece la pregunta) empecé la mili en la Marina, en El Ferrol. Intenté aprovechar las relaciones de mi padre para un enchufe, incluso con Torcuato Fernández-Miranda, pero valían más los informes de Claudio Ramos. Cuando llegué al Ferrol me llamó expresamente el vicealmirante –me hicieron vestirme de gala para verlo- para decirme que si las cosas fueran como debían, me ahorcarían y me advirtió de que tendría una mala estancia.”

No terminé la carrera. En 1968 me fue denegada la prorroga imprescindible para seguir “milicias universitarias” viéndome (por sorteo) obligado a incorporar en la Marina (3º/68).
En esto si salí privilegiado. Poco después, el resto, Gabriel Santullano, Alfredo Mourenza, Miguel A. del Hoyo, todos corrieron pero suerte.

El período de instrucción (3 meses/verano 68) transcurre también en El Ferrol (2 años antes del mencionado) en momentos muy críticos en la historia del país…Esos días ETA asesina a Melitón Manzanas con gran celebración, por los vascos que compartían remplazo, en la cantina del Cuartel de Instrucción del Arsenal. Todo el mundo alarmó por lo que pudiera venir.
No pasó nada.


A pesar de mi expediente político nadie, en esos tres meses, me llamó al orden. Menos con “uniforme de gala” (nunca, en 21 meses en la Marina, supe existiera tal guisa…)


Al igual…intenté aprovechar las relaciones familiares con el, en ese momento Ministro de Marina, Almirante Pedro Nieto Antunez para un destino en Madrid. Me fue negado y fui destinado (por castigo, asi dijeron) al lugar más distante de mi residencia en Asturias que resultó Cartagena.
Y allá destinado a oficinas en el Arsenal.


Dice Guillermo Rendueles:


“Si, pero allí nadie dormía. Era el imperio del terror. El rapado, las duchas colectivas, el uniforme: la institución total. Salí con una visión del pueblo demoledora porque mis compañeros eran tan malos como los sargentos. Sálvese quién pueda. Los “carpetas”, los que teníamos expedientes policial, no podíamos hacer guardias ni en oficinas”


Puedo declarar (y declaro) que dormía todas las noches.
Nunca me raparon.
Lo de las duchas colectivas (?), así sería si así os pareció (ese tufo…la gente no “duchaba” mucho).
El uniforme era algo que usábamos en horas de cuartel hasta que, en las tardes, salíamos a pasear vestidos de civil cambiándonos en una pensión cercana.


Los “carpetas” (?) (no recuerdo, para nada, esa denominación pero…), por el hecho de tener antecedentes políticos no podíamos, con gran suerte para nosotros (eso de tener que picar y pintar barco "in eternum"), tener destino en barcos de la Armada (sería una deshonra para ella) viéndonos relegados a destinos en tierra, donde compartíamos con analfabetas, homosexuales y ciudadanos con antecedentes penales.
Nosotros, los políticos (carpetas?), éramos los únicos capacitados para ocupar posiciones en oficinas y allá terminamos todos los expedientados de las universidades españolas.

Y guardias…también hacíamos aunque nosotros mismos (en las oficinas) las manipulábamos a nuestro antojo.
En mi caso concreto fui sorprendido escapando (desertando?) a una guardia. Al regresar a horas nocturnas no pasó nada.

Me advirtieron, al llegar a Cartagena (nunca en El Ferrol), de mis antecedentes y que obviara todo tipo de actividad política en el cuartel porque, en caso contrario, se verían obligados a…
Esto no me lo explicaron en detalle.


Si quiero añadir que, por venir de la Facultad de Filosofía, el Vicealmirante Aceytuno, segundo de “a bordo” en el Arsenal con hijo estudiante de bachiller suspendido en Filosofía de sexto, me pidió (nunca ordenó) darle clases particulares que me pagó (si, me pagó...) a precio, casi de mercado.


Esta es mi historia. No quiero jugar a ser Pio Mora pero tampoco a “tragar” cualquier peli/milonga progre.


De la mili salí con una sensación de estéril tiempo perdido…y un rechazo a lo militar.
El mismo que llevaba al entrar.

Con respecto a Guillermo Rendueles...me duele que compartamos el "NO GRACIAS" pero, con la pre-historia (y rigor histórico) que cuenta...

No Gracias.